Por mucho que hablemos de las redes sociales como fenómeno asociado a la innovación tecnológica, por mucho que las marcas sigan sorprendiéndose de sus fracasos en las estrategias en el Social Media cuando, aparentemente, todo es tan sencillo y eficiente, la realidad se nos presenta como ineludible: la forma de hacer empresa, ha cambiado estructuralmente.
Cultura social, desde los orígenes de nuestra marca
Hoy es necesario tener una presencia online y para ello, es imprescindible que la cultura social se haya impuesto desde el estudio de la misión y visión de nuestra empresa.
El marketing y la publicidad tradicionales han dejado de tener validez alguna, los clientes finalmente, se han dejado llevar por el hastío y la falta de credibilidad y confianza iniciales, los ha llevado a ignorar a las marcas.
Una vez que la presencia online está más o menos construida y, en un escenario en el que la falta de recursos es una constante, conviene iniciar la fase de aumento de presencia, visibilidad y acción social y para ello, la generación de contenidos se ha transformado en el imán de nuestro público objetivo.
Contar historias, el mejor camino hacia la emoción
Es necesario desprenderse de la acepción vinculada al entretenimiento, con la que se definían tradicionalmente a los contenidos de las marcas. Hoy, es la capacidad de las empresas para contar una historia la que provocará el impacto y, para contar historias, hay que desarrollar equipos creativos y planificados.
Es necesario dejar el modelo de empresa centrado en las ventas de bienes, servicios y productos y comenzar a hacer un nuevo modelo de empresa donde la generación de información y la transmisión de nuevos conocimientos y puntos de vista, es lo que permite identificar nuevas oportunidades.
Delegar y confiar, indispensables en el cambio de chip
Es evidente que para ello debemos ser capaces de dejar de lado aquella máxima del poder de la información. Hoy, todo el mundo tiene acceso libre a la misma por lo que los preceptos sobre los que establezcamos vínculos con nuestros clientes ( internos y externos) tienen que estar basados en la credibilidad y, confiar y delegar, son los primeros pasos para lograr equipos motivados
Un cambio de chip de índole cultural que va a requerir un proceso de adaptación largo y constante. El problema es que el rechazo de los usuarios hoy se produce en tiempo real, si establecemos estrategias basadas en la intrusión exclusivamente corporativas, nos veremos expulsados del paraíso de los social media y nuestra reputación resultará seriamente dañada.
El compromiso, con las necesidades de la “comunidad”
Necesitamos aceptar que la relevancia está ahora en identificar qué podemos hacer por los demás y sólo a partir de esa conciencia, los canales sociales se abrirán en todo su esplendor a la exaltación de una marca comprometida e influyente.
Ganarse la atención del cliente, impactarle con contenidos coherentes, especializados y comprometidos con sus necesidades, dar las respuestas que se prometen y conformar comunidades en los que el beneficio sea, realmente conjunto, es esencial para lograr la atracción del cliente.
Comprometerse con la resolución de los problemas de nuestra comunidad, es la clave para lograr el cambio de chip que requiere la nueva empresa hoy, la que atrae pero no invade.