Las redes sociales han supuesto un cambio radical en la forma de entender la comunicación que tradicionalmente tenían las empresas. Hasta hace relativamente poco, se limitaban a informar a su público interno y externo a través de canales unidireccionales.
Ahora poco a poco las organizaciones van socializándose con su presencia en redes sociales.
La situación económica actual, situación que llega a ser realmente asfixiante en las pymes y el desconocimiento de estas herramientas para muchos pequeños empresarios, está provocando que algunas pequeñas empresas entren de forma improvisada y sin estrategia tratando de vender y convirtiéndose en spammers.
Otras por el contrario han definido sus estrategias, han identificado las redes sociales que mejor se adaptan a su organización, y poco a poco van creando una comunidad alrededor de su marca, sabiendo que no pueden esperar resultados inmediatos.
Pero en la actualidad, todavía son pocas las empresas que se están socializando hacia el interior, se olvidan de algo muy importante para cualquier organización, su cliente interno.
Los empleados tienen mucho que aportar en este nuevo escenario, es muy probable que ellos estén en redes sociales antes de que la empresa detectara esa necesidad y sus conocimientos y contactos pueden y deben ser aprovechados por las organizaciones.
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Pero no sólo es esto, todos los miembros de una organización tienen mucho que aportar, ellos conocen perfectamente los procesos y toda la actividad interna, por lo que es necesario habilitar canales colaborativos en el seno de la empresa, haciéndoles partícipes del día a día de la organización.
La tecnología 2.0 ofrece múltiples herramientas para la colaboración y comunicación interna, las intranets tradicionales tienen que evolucionar y convertirse en auténticas redes sociales internas en el que todos los empleados estén conectados entre sí.
De esta forma, se pueden evitar los incómodos canales informales de comunicación, en los que en muchas ocasiones sólo circulan rumores, algo que a la larga puede desmotivar y desestabilizar a la organización.
Ha llegado el momento en que las empresas tienen que ser sociales, pero ser sociales sólo de cara al exterior no es suficiente, si quieren aprovechar estas herramientas e incrementar su competitividad, también deberán ser sociales de puertas para dentro.