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El éxito no es el final y el fallar no es fracasar, es el coraje lo que cuenta

Por Redacción - 3 Mayo 2012

Esta cita de Winston Churchill refleja en muchos modos la mentalidad que todo emprendedor o autónomo debería tener siempre a gala.

Vivimos, por desgracia, en una sociedad en la que se castiga al emprendedor desanimándolo con frases como “para qué embarcarte en ese proyecto, si no vas a llegar a ningún lado”, pero es fundamental sacar fuerzas de flaqueza para no desfallecer y pensar en grande.

El problema es que no existe una coyuntura adecuada para iniciar nuevos proyectos, no se fomenta la creación de nuevas empresas ni se facilita el emprender, al contrario, mientras que a las grandes empresas se les otorgan enormes e ingentes beneficios fiscales, al pequeño empresario se le imponen mil y una trabas fiscales e impuestos que hacen muy complicada su subsistencia.

No obstante, como decía Churchill, “el éxito no es el final, ni el fallar es fracasar, es el coraje lo que cuenta”. Es fundamental para el que intenta iniciar un proyecto saber que en el camino encontraremos muchos escollos y que a veces se nos hará imposible continuar, y debemos estar preparados para enfrentarnos a esas circunstancias.

Aunque en una empresa de este tipo no sólo el coraje de continuar adelante frente a viento y marea es necesario, puesto que también es un factor fundamental la suerte que tengamos, como decía Virgilio, “la Fortuna favorece a los audaces”, la suerte no viene sola, hay que buscarla, y para eso es necesario tener el empuje y la fuerza.

Por otro lado, hay muchas personas que no emprenden por miedo al qué dirán y al fracaso, pero, pese a lo que digan muchos, que un proyecto falle no es un fracaso, es simplemente la demostración práctica de que no lo hemos llevado a cabo adecuadamente o de que a las persona a quienes nos dirigimos no les ha interesado. Es una grandísima oportunidad para analizar qué fallos hemos tenido al plantearlo y desarrollarlo y corregirlos.

No hay éxito sin fracaso. No hay triunfo sin derrota.

Y en muchas ocasiones nuestro mayor éxito puede ser una derrota, ya que podemos aprender de ella y resurgir de nuestras cenizas como el Ave Fénix para volver a intentarlo. De los fracasos han surgido importantes éxitos, como en el caso de Twitter.

Pero no se triunfa ni se fracasa si no se intenta. El éxito de una empresa, entendido como proyecto, no es el final de nuestro trabajo. Es difícil llegar, pero más difícil es mantenerse, por lo que es fundamental establecer una estrategia que nos permita fidelizar a nuestra audiencia-clientela- usuarios para no caer en el mismo error que muchas compañías, que piensan que, una vez han sido aceptados por los usuarios, ya está todo hecho.

Una vez llegamos a nuestra audiencia, sólo hemos comenzado. Sólo es el principio. ¿y tú qué piensas?

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