Hace unos meses ya redacté un artículo llamado “Los profesionales del marketing no sabemos vendernos” en el que mostraba mi preocupación por la mala imagen del marketing y el tratamiento despectivo asociándolo a publicidad engañosa y “humo” en diversos foros.
En el artículo solicitaba ideas y ayuda a los compañeros del sector para cambiar la situación. Pues bien, pasados unos meses, la situación no sólo no mejora, sino que empeora.
Hace poco en un foro público me preguntaba un empresario de una gran empresa. ¿Para qué me hace falta un departamento de marketing? Perplejo me quedé al pensar que la investigación del mercado, las necesidades del consumidor, packaging, punto de venta, gestión por categorías, etc. no son importantes para una empresa de dicho nivel.
Mi perplejidad sigue en aumento y el catalizador para volver a la carga con otro artículo fue la pregunta que escuché el otro día mientras estaba en un foro de importantes directivos de empresas españolas y se hablaba sobre un proyecto. ¿Es verdad o es marketing? preguntó el moderador…
Es entonces cuando me viene a la cabeza el dato de que el 95% de la alta dirección española desconoce el funcionamiento de las redes sociales y que más de un 40% de las empresas agroalimentarias españolas no tienen presencia en Internet. Si a eso añadimos el aparente desconocimiento también de las ventajas de estudiar las necesidades del consumidor y lanzar nuevos productos al mercado que cubran necesidades (marketing) ¿qué futuro espera a las empresas españolas?
En esa línea de pensamiento sigo y reflexiono: Ante este panorama, ¿qué hago yo hablando de neuromarketing y conducta del consumidor en España? ¿me habré equivocado de década como ya me pasó con el eye tracking en el año 2.000? ¿Tendré que volver a proponerles a mis clientes que hagan llaveros y gorras como acción primordial de marketing? ¿Estoy equivocado?