Las redes sociales están presentes nuestro día a día. 2 de cada 3 usuarios de internet dispone de algún perfil social; de ahí que el número de usuarios de Facebook ya roce los 1000 millones. El auge de las plataformas sociales ha traído consigo una actividad frenética: Youtube registra nada menos que 4 billones de vistas al día, el mismo periodo en que ve la luz 1 millón de tuits Según los datos ofrecidos por Learnstuff.com, 1 de cada 10 trabajadores está más tiempo en internet que trabajando. El estudio indica que los trabajadores interrumpen su actividad laboral cada 10,5 minutos para actualizar sus perfiles sociales, bien sea tuiteando, actualizando su estado en Facebook, o enviando mensajes. Esta actividad implica que tarde 23 minutos en volver al trabajo, lo que le supone un coste anual a la empresa de más de 4400 dólares. El estudio elaborado por Kelly Services recoge que el 87% de los encuestados considera que el uso de las redes sociales perjudica la productividad. Ante esta afirmación, muchas empresas prohíben explícitamente el acceso a las redes sociales en horas de trabajo. Una medida que no sabemos hasta qué punto es eficaz, dado que el 45% de los empleados confiesa que revisa sus perfiles sociales a escondidas, según una encuesta realizada por Laborum.net ¿Realmente el uso de las redes sociales en el trabajo únicamente tiene connotaciones negativas? ¿Su prohibición no podría suponer un obstáculo para el desarrollo de una comunicación más directa y productiva con clientes y proveedores? El Social Media no es únicamente un ámbito que proporciona ocio y entretenimiento, sino un medio que facilita la conversación y puede ayudar a estrechar vínculos, por supuesto también entre empresas. Quizá el desconocimiento por parte de la organización sobre las posibilidades que permiten las redes sociales pueda ser la razón de su rechazo. Hay departamentos de la empresa donde es imprescindible el contacto personal, como puede ser el área comercial o de atención al cliente. Aquí las redes sociales pueden constituir una importante herramienta. ¿Por qué no apostar por la formación frente a la prohibición? También es importante tener en cuenta que los empleados son el principal activo de la empresa. Un informe relacionado de Madison Performance Group,ponía de manifiestocomo 2 de cada 3 trabajadores comprometidos con la empresa actúan como defensores activos de la marca, conocen de primera mano las necesidades de los clientes y están dispuestos a recomendar los productos de la empresa ¿por qué no darles la oportunidad de hacerlo? Ya pasó la época en que los jefes gobernaban a sus trabajadores a base de órdenes e imposiciones. Sería más oportuno hacer un llamamiento a la responsabilidad, organizando jornadas formativas en la que se destacaran los aspectos útiles de las redes sociales, su correcta utilización a nivel profesional y sus posibilidades como herramienta de trabajo. Otra posibilidad es la de redactar un manual para el uso de las redes sociales en el trabajo. De momento no es una práctica muy extendida en nuestro país, donde según el estudio publicado por Mampower Professional, solo 1 de cada 10 empresas españolas cuenta con unas directrices sobre el correcto uso de las redes sociales, pero esta cifra poco a poco irá en aumento. ¿Por qué no comienzas por practicar con el ejemplo?