Hace tiempo escribí una carta a los Reyes magos. Llámenme ingenuo pero lo cierto es que siempre me ha gustado mantener viva la ilusión y la fantasía que de niño me inculcaron cuando llegaban estas fechas. Es como una especie de ritual donde uno sintetiza sus más profundos sueños y deseos con la esperanza de que se cumplan.
Sin embargo, al poco tiempo, aquella carta me vino de vuelta. Ni siquiera había llegado a su destino. Claro, me olvidé con eso de la fantasía, que los de la oficina de Correos nunca tomarían en serio eso de hacer llegar la correspondencia a los Reyes de Oriente. Tome la carta y la guardé en uno de mis cajones puesto que me sabía mal el deshacerme de ella o tirarla por aquello de que nadie descubriera o pensara que soy demasiado infantil o crédulo.
Lo cierto es que tampoco mis deseos eran algo de otro mundo. Lo típico y normal. Salud, amor, trabajo y muchos followers de calidad :-). ¿Es mucho pedir? Tal vez en los tiempos que corren lo del trabajo para muchos pude resultar incluso un milagro, pero después de casi seis años creciendo y trabajando sin cesar a veces llego a pensar que también se puede morir de éxito. Hoy estás arriba y mañana estás abajo.
Siempre suelo recordar aquel dicho popular de "No hay mal que dure cien años", y que generalmente suele ser válido para aplicarlo en el mundo empresarial. "No hay negocio que dure cien años" o al menos son muy pocos los que logran conseguir ese gran hito. En internet, donde todo evolucionada rápidamente y de forma vertiginosa, es incluso casi improbable que esto suceda. Por eso siempre entre mis deseos, tengo presente y como costumbre, aparte de todo lo inmaterial, el hacer una referencia a mi suerte y futuro como profesional.
Casualmente unas semanas más tarde, recibía en mi buzón una inusual y extraña carta. Y digo extraña por que llegaba cerrada y sellada con lacre de color rojo sobre el que podría distinguirse una pequeña marca en relieve en forma de escudo heráldico. Cuál fue mi sorpresa que al mirar el reverso puede leer en letras escritas a tinta, "Reyes Magos". Sé que lo piensan, yo también lo hice. Supuse al principio que quizás alguien en la oficina de Correos se tomó las molestias de enviarme esa carta como si de una broma se tratase. Tal vez alguna acción de Marketing de alguna empresa que pretendía felicitarme de forma original las navidades.
Al abrirla, en su interior, se encontraba doblada una hoja de papel como la de aquellos pergaminos antiguos, y escrita íntegramente a mano. A simple vista era más bien escueta, asique puse toda mi atención en ella y me dispuse a leerla.
"Sabemos de tus pensamientos e ilusiones. Aunque tus cartas retornen por no encontrar su destino, tus deseos siempre llegan a nuestros oídos para ser escuchados. Deseamos como tú, que la vida te sonría, y el amor y la felicidad inunden tu vida. Pero recuerda, nada ocurre casualmente o por casualidad. Reparte amor para recibir amor, siembra para recoger el fruto de todos tus esfuerzos, busca y encontrarás. La suerte suele llegar por otros caminos pero nunca sabes cuándo se pondrá frente a ti para observarte y decidir si eres el elegido.
Nosotros llevamos cientos de años trabajando para mantener viva la ilusión de muchas personas, y durante todo este tiempo, también hemos aprendido, hemos cambiado y nos hemos adaptado a las nuevas tradiciones y costumbres. Ahora también utilizamos web, las redes sociales, recibimos emails y mensajes de texto! Y como en el marketing, también nos valemos de las experiencias y emociones para conquistar los corazones, pero ante todo, no olvidamos quienes somos, de dónde venimos y cuáles son nuestros principales objetivos.
Por todo ello, y en cuanto a los aspectos profesionales que ocupan tus más profundos pensamientos, recuerda que el tiempo no vale para nada, si mientras pasa no sabes aprovecharlo, y si has olvidado que innovar es importante, el fracaso tratará de recordártelo.
Feliz Navidad!"