Es posible que estemos tan sumidos y absortos en el día a día, en hacer que no se hunda el barco en el que navegamos que no somos conscientes del cambio que se está produciendo - o mejor dicho que ya se ha producido-, donde todo son prisas, problemas y plazos.
Por tanto es lógico tratar de intentar promover la importancia que están adquiriendo las nuevas tecnologías, especialmente sobre ese sector de la población al que más puede afectar: aquellos empresarios que son tan reticentes al cambio, promotores de esas frases tan conocidas por todos:
"Si esta empresa ha ido siempre bien, ¿qué quieres cambiar?", "A mí, a estas alturas nadie me tiene que enseñar nada”" ¿Os resultan familiares?
No son conscientes, en muchos caso, que esta nueva era social y tecnológica, donde la anglicanismos en el marketing se han apoderado de la vida diaria con palabras como multitasking, Brainstorming, Target, Briefing, Branding, Globalmarket , Ecommerce se esta traduciendo en una mayor exigencia por parte de los consumidores, nuestra gran fuente de ingresos.
Lejos quedan esos años de bonanza y de alegría, donde en las clases de economía hablaban de la oferta y la demanda, cuando la empresa lanzaba un producto a la venta y el consumidor lo adquiría e incluso llegaba a hacer largas colas para poder adquirirlo.
Hoy en día el cliente que quiere el producto, lo quiere ya, y lo quiere personalizado. Lo quiere en casa y lo quiere ayer. El cliente quiere y necesita sentirse querido y sentirse único.
El cliente es el rey y la empresa debe amoldarse a sus necesidades.
Nos encontramos sumidos totalmente, no solo en la era de la información y las nuevas tecnologías, estamos en la era de la inmediatez.
Cuando antes con ser el mejor obtenías un gran volumen de ventas, ahora no basta con eso, ahora tienes que ser el mejor y además el más rápido. Con tu producto y en tu servicio. Especialmente en tu servicio. Anticipándote a la competencia y al mercado.
Encontrar los famosos y tan desconocidos océanos azules es fundamental en estos tiempos. Y todavía se hace más presente en épocas de crisis en las que la empresa debe agudizar al máximo su ingenio y no dedicarse a recortar costes, debe invertir gran parte de su ingenio en la creación de valor, en la innovación para el consumidor. El servicio hacia su cliente.
El cliente es posible que no vaya a utilizar todos tus servicios siempre y a la vez, pero si que quiere tener la posibilidad de acceder a ellos, aquí y ahora. De hecho, si bajamos a la calle desde nuestro despachos y escuchamos a los consumidores ellos son quienes tendrán nuestra clave para el éxito.
Existe un camino y las herramientas están a nuestro alcance, y son en gran medida gratuitas, lo que falta es querer llevar a cabo ese esfuerzo, preocuparnos de que nuestro cliente sea capaz de utilizarlas y no se quede atrás, hay que mostrárselo al cliente, él será quien luego acudirá a nosotros.
En definitiva, lo que ahora mismo consideramos como ventajas competitivas de nuestra empresa, en un futuro serán requisitos mínimos para triunfar, un ‘must’ en un mercado que ya es global, y donde el cliente nos demanda un servicio al momento y ad-hoc.