No ha pasado ni siquiera un mes desde aquelpolémico artículotitulado"Coca-Cola la marca de la INfelicidad y su primera gran crisis de reputación", y en el que abordaba los últimos acontecimientos y sucesos que afectaban de forma directa a la compañía y marca Coca-Cola.
A pesar de las evidencias, pocos eran los que consideraban o creían en la hipótesis de una crisis de reputación que afectara a dicha marca. Sin embargo, desde entonces en España, todo cuanto ha girado alrededor de Coca-Cola ha estado envuelto en un halo negativo que ha terminado casi por derrumbar todos aquellos valores y aspectos emocionales con los que durante tanto tiempo nos han seducido.
Quienes siguen la actualidad sabrán que el famoso caso de los ERE sigue siendo noticia y dando cada día nuevos titulares. "Coca-Cola España, la felicidad en crisis", "La presidenta de Coca-Cola multiplica por 11 sus beneficios en plena crisis","Los trabajadores de Coca Cola se desnudan contra el ERE planteado por la embotelladora", "UGT cree que el ERE de Coca-Cola sólo busca más beneficios a costa del empleo". Incluso algunos diputados comoRafael Simancas, iniciaron su particular boicot sobre la compañía no sin provocar un polémico debate en el seno de su propio partido.
Pero es indiferente. Aquello del boicot se propagaba a través de las redes sociales y aplicaciones de mensajería como Whatsapp con aquello de "NO MAS COCA-COLA". Un mensaje que alcanzaba una gran impacto viral, esta vez distribuido por miles de consumidores y por supuesto quienes ya se consideran "detractores de la marca". El mensaje en forma de texto venía a recordarnos algunas de las razones para de alguna forma, boicotear a Coca-Cola.
Los planes de cierre de sus embotelladores, y las sospechas sobre la supuesta fortuna de lapresidenta de Coca-Cola en Españacontrolada desde Luxemburgo sirvieron para abrir la caja de pandora. Ahora, para rematar, conocemosla noticiade que Hacienda "sospecha" que Coca-Cola elude impuestos y no paga en España lo que debería. Más leña al fuego si cabe para terminar desterrando aquel mito de la marca ejemplar que vendía felicidad. No es de extrañar que después de todos los problemas que atraviesa las filial española y la propia marca en España, muchos se lleven las manos a la cabeza cuando en medio de la polémica, los medios se hicieran eco de la posibilidad de que Coca-Cola, se mostraradispuesta a pagar80 millones al año para "rebautizar" el Bernabéu.¿Qué pensarán los trabajadores que ven peligrar sus puestos de trabajo? ¿Y aquellos profesionales y empresas que están sometidos cada día a más impuestos?
Es cierto que en toda esta historia podríamos encontrar matices y detalles que pudieran hacernos cuestionar al menos la responsabilidad global de la marca en relación a los negocios de su filial en España. Todo es debatible, pero nada tiene que ver con la percepción general y sus consecuencias. El problema es que en medio de una profunda crisis económica, los consumidores se muestran más susceptibles y en ocasiones como esta, sienten la necesidad de solidarizarse con aquellos que pagan las tiranías de este capitalismo corrompido. Y más aún, contra aquellas empresas que siguen buscando el beneficio millonario aunque para ello la mejor forma de lograrlo sea eludiendo sus obligaciones frente al propio fisco, a la vez que trabajadores y familias se sumergen en la tristeza dejando aparcado aquello de los valores, la felicidad y la "chispa de la vida".
Los consumidores lo tienen claro, y aunque la Cola-Cola se siga vendiendo y comprando de igual forma, la percepción de los valores de la marca y su reputación están quedado seriamente dañados. Hemos podido comprobar a través de internet y las redes sociales como los "memes" sobre la marca en tono humorístico y sarcástico, se han convertido en la más poderosa contra-publicidad. Mensajes de rechazo que buscan poner en evidencia la falsedad de los lemas y eslóganes inventados para cautivar al consumidor. ¿Se atreverá ahora Coca-Cola a seguir manteniendo su coletilla publicitaria sobre la marca de la felicidad?
El impacto de la crisis de Coca-Cola en España sigue creciendo. La poderosa marca se resiente porque quienes una vez la adoraron e idolatraron ahora la cuestionan y la maldicen. Pero ya se sabe, como suele decirse... este es el riesgo que tiene aquello de jugar con las emociones.