¿Cuántas veces hemos escuchado que “una imagen vale más que mil palabras”?.... Aunque sería imposible numerarlas, sí estaremos de acuerdo en que es un dicho que convive con nosotros. Resulta duro reconocerlo pero un buen mensaje puede pasar desapercibido o, incluso peor, ser ignorado por el público, si la imagen que lo acompaña no es la apropiada. De ahí el esfuerzo que multitud de profesionales de la comunicación ponen en la imagen – fija o en movimiento – para transmitir un mensaje.
Actualmente, nuestro mundo está marcado por la imagen, sobre todo debido a la televisión y a Internet. En este último los documentos gráficos y audiovisuales son cada vez más importantes, ya que los datos que proporcionan son fundamentales para su audiencia. Y la razón principal es que la imagen es de fácil compresión para todo el mundo ya que el público, en general, es más proclive a prestar atención a imágenes que a palabras. La imagen no requiere de un periodo de reflexión como sucede con la lectura de una noticia o un libro sino que es inmediata, va dirigida a la emotividad, a lo que se ve o a lo que se quiere ver – la interpretación-.
Al vivir inmersos en una sociedad que convive con gran cantidad de información que se genera de forma rápida y constante, sólo nos queda como recurso seleccionar aquellos contenidos que nos llaman más la atención. Es por este motivo que la prensa trata de responder a esa demanda con videos, imágenes o enlaces a estos mediante códigos QR, todo con tal de atraer al mayor número de lectores. Asimismo sucede en televisión donde la guerra de audiencias lleva a sus profesionales a generar contenidos atractivos, innovar formatos e incorporar la publicidad a los contenidos de la propia cadena con ideas creativas e impactantes.
Es en este contexto donde también nos encontramos los profesionales de la comunicación. Por ello, nos tenemos que adaptar y proporcionar a nuestros compañeros de los medios el material más adecuado para hacer llegar el mensaje de nuestro cliente a su público objetivo. Debemos cuidar el lenguaje visual tanto como nos preocupamos por el lenguaje escrito y trabajar en nuevos formatos atractivos que ayuden al periodista a vender nuestro mensaje entre sus lectores. Además, no se trata únicamente de ofrecer una imagen estática o dinámica que acompañe la noticia sino también de cuidar el entorno en el que presentamos la idea o concepto y así hacerlo atractivo. En definitiva, se basa en adecuar el escaparate o envoltorio en el que se presenta nuestro trabajo para que los medios atraigan a la audiencia y les llegue nuestro mensaje.