La descripción de Edmund Burke del papel hegemónico de los medios masivos a lo largo de la historia como “transmisores y generadores de percepción” se ha ido debilitando hasta llegar a un punto en el que la mayoría de la información ahí generada de inmediato es puesta en duda y en muchos casos simplemente descalificada. Programas de televisión transmitidos supuestamente “en vivo” que después se rumora fueron pre-grabados para poder ser editados previos a su transmisión; cadenas de televisión que mal-informan, (o des-informan) a su conveniencia; periodistan que entrevistan habiendo estudiado previamente las preguntas con el entrevistado, o el apoyo evidente de televisoras hacia un candidato frente a sus rivales, son algunos de los ejemplos más comunes de la crítica que se hace a los medios y que los han llevado a ser vistos como una maquinaria de manipulación cuyo único fin es el de mantener el status-quo, la manipulación a favor del sistema. La llamada Revolución Digital que se libra en las redes sociales, confronta la fuerza mediática tradicional a la voz de millones principalmente de jóvenes armados con poderosos smartphones y muchas cosas que decir. La publicidad más creible siempre ha sido la de boca en boca, la voz de la gente, y gracias a las redes sociales esa voz genera un eco con alcances ilimitados. Prueba de ellos son las campañas presidenciales en méxico, donde los candidatos intentan convencer en 90 días a sus clientes potenciales –en este caso a los electores- que ellos son la mejor opción para encontrar solución a los problemas del país, y recurren al uso (y abuso) de los medios tradicionales e invierten presupuestos publicitarios millonarios, para lograr ese fin. Vemos que lo mensajes en los que recorren en cámara lenta cada rincón del país recitando discursos poéticos, en los que se oferta un mejor futuro ya no son suficientes para enganchar a ese consumidor. Están obligados a aportar mucho más que eso; ya que sin contenidos de valor no hay credibilidad y sin credibilidad no hay aceptación. Las redes sociales ponen al descubierto lo que hay detrás de los bastidores; pocas cosas pueden mantenerse ocultas. Podemos decir que Twitter con los más de 340 millones de Tweets generados diariamente por sus 140 millones de usuarios es el noticiero con la información más completa del mundo el cual está abierto 24 horas al día los 365 días del año. Pero su gran valor es que no reside sólo en sus contenidos masivos de información, sino para que somos nosotros mismos quienes generamos esos contenidos. Las redes sociales pertenecen a la gente, y ese es un poder que ningún medio puede igualar.