Por Redacción - 9 Abril 2013
Los profesionales de la comunicación están comenzando a experimentar y ser testigos de un cambio generacional de un sector que parece caminar entre dos vertientes. La primera, la que conforman las estrategias de comunicación más tradicionales donde la "triste y gris" nota de prensa sigue posicionada como estandarte. La segunda, es aquella impulsada por las nuevas tendencias donde resulta importante comunicar a través de las historias dejando de lado el ego de marcas para hacer del contenido algo realmente interesante. Las empresas y marcas sienten la necesidad de comunicar. Es más, están obligadas a comunicar para seguir manteniendo su notoriedad y visibilidad. De esta forma, las empresas desarrollan sus estrategias de comunicación para emitir sus mensajes y hacerlos llegar a sus audiencias o público objetivo. Sin embargo, la comunicación para vender más ya no vende por que no aprovecha el verdadero poder de la atracción para alcanzar sus objetivos. La comunicación comercial o aquella que nace ideada para auto-promocionarse no interesa ya a nadie - tampoco a los medios - y está condenada a extinguirse. El ego de las marcas ante la creencia equivocada de que aquello que digan será siempre escuchado suele ser uno de los grandes errores de la comunicación. Un privilegio reservado solo para aquellas grandes marcas que generan gran expectación sin la necesidad de contar una historia.
Sin embargo, la nueva comunicación se basa en ese concepto de la atracción del que tanto nos han habladoalgunos expertos comoOscar Del Santo, quién pone de manifiesto los principios delinbound marketingo marketing de atracción, donde es el consumidor el que llega al producto o servicio en Internet o las redes sociales de motu propio atraído por su mensaje y su contenidos de calidad, ‘imantados’ y ultra-segmentados y obviamente por su propio interés.
Entonces ¿Para qué comunicar sin decir nada importante? o mejor dicho ¿Para qué comunicar si no vamos a generar la suficiente atención en nuestro público objetivo? La vuelta de tuerca a la comunicación tradicional llega impulsada por el fenómeno del marketing de contenidos y los contenidos de marca que se nutren de historias y de experiencias. Es necesario no solo llamar la atención, sino ofrecer información relevante que la propia audiencia esté dispuesta a difundir y compartir, lo que finalmente servirá para que nuestro mensaje y notoriedad se expandan ampliando nuestros propios límites y barreras. En este sentido, la eclosión de los medios y redes sociales se han convertido en el mejor escenario para las marcas debido a la gran viralidad y velocidad con la que la información es capaz de moverse y propagarse, aunque no toda! A nadie le importa ya un nombramiento, un nuevo departamento en la empresa, la figura de un nuevo director e incluso un acuerdo de colaboración exclusivo. Si su empresa no es Apple o Google ponga los pies en la tierra y baje del cielo. Hable de aquello sobre lo cual posee un verdadero conocimiento, aporte experiencias, informe sobre su mercado, tendencias,... en definitiva, convierta su información en un recurso valioso que otros deseen compartir y olvide el limitarse a mencionar el nombre de su empresa decenas de veces como tomando por tontos a quienes dirige su comunicación.Créalo, sin historias ni contenidos de calidad, la comunicación tradicional está perdida.