Por Redacción - 20 Mayo 2013
Las marcas siempre se han preocupado por gestionar su reputación de marca. Tradicionamente, esta era una tarea en la que tomaba parte el RR.PP. o el gabinete de prensa de la propia empresa, entre otros. Sus funciones principales radicaban en establecer y mantener una relación positiva hacia la marca con todos los públicos, y generar contenido sobre la marca. Si algo caracterizaba a esta era pre-social, es que la marca era la principal emisora de la información, y tenía pleno control sobre ella.
Sin embargo, con la revolución de los social media, cualquiera tiene la capacidad de comunicar, de crear contenido, de difundir su mensaje, lo que dificulta la gestión de la reputación corporativa de la empresa y todo cuanto se dice de ella, tanto dentro como fuera de la propia empresa. Por esta razón se hace necesario establecer y determinar una serie de normas y pautas.
Establece una serie de directrices que regulen el uso de las redes sociales en el trabajo, así como recomendaciones acerca del tratamiento de la imagen de la empresa a nivel online. La formación y la concienciación son grandes armas que pueden ayudarte a prevenir un comentario inadecuado, o un uso indebido de la información interna.
Cuida la comunicación interna. Aprovecha los canales 2.0 para practicar una relación fluida y efectiva con los públicos internos de la empresa; crea un buen ambiente laboral, en un clima de transparencia y confianza.
Desarrolla una estrategia de contenidos, basada en aportar valor y crear contenido fresco y de calidad, capaz de destacar por sí mismo y captar la atención del público objetivo; consiguiendo una en él una reacción positiva. De otra parte, esta práctica refuerza la presencia online de la marca y es capaz de soterrar los posibles resultados negativos que aparezcan.
Monitoriza la conversación social. Escucha atentamente todo lo que esté relacionado con tu marca, producto o sector. No te limites a hacer un seguimiento superficial, rastrea a fondo, ayudándote de herramientas profesionales; de este modo serás el primero en enterarte de cualquier acción que pueda poner en peligro el buen nombre de tu empresa.
Cuenta con un plan de crisis. Es imprescindible hoy en día para toda empresa estar preparado para lo peor, contar con una serie de directrices y pautas básicas de actuación que permitan reaccionar a tiempo, evitando la descordinación y ansiedad propias de este tipo de situaciones.