A menudo oímos quejarse a ciertos colectivos sociales que los niños han estado impactados y emocionados por las marcas y las identifican de carretilla solo con ver su logotipo. Al mismo tiempo argumentan, estos colectivos, que los mismos niños desconocen los nombres de los árboles y son incapaces de identificar sus hojas. Tenemos muy claro que la respuesta es que las marcas enseñen a los niños el nombre de los árboles y la forma de las hojas.
Estamos ante el fenómeno de cambio de la publicidad por una nueva postpublicidad que tiene como misión emocionar a la ciudadanía ante los conceptos de un nuevo paradigma económico, social, cultural y ambiental que aporte innovadoras oportunidades de negocio basadas en los valores de sostenibilidad.
En esta nueva situación, las MARCAS tienen una responsabilidad muy especial y deben accionar las mentes y los espíritus teniendo en cuenta que a las personas de hoy les gusta participar y ser actores sociales. Esa responsabilidad se llama involucrar a las personas para actuar con valores compartidos.
Las empresas deben darse cuenta de la ventaja que representa cambiar de actitudes desde el "core" de su negocio y promover acciones de innovación social hacia las personas y el planeta desde la marca, o sea fomentando el triunvirato Brand-People-Planet. Cuando la publicidad se convierte en una fuerza para el bien y desempeña un papel social comprometido, las marcas deben dirigir sus pasos hacia posiciones mucho mas sostenibles, diseñando y explicando nuevos relatos más empáticos para que las personas vean un mejor futuro gracias a la responsabilidad de su marca preferida y la perciban como una marca significativa en su vida que van a comprar.
Las empresas deben profundizar acerca de su "huella ético-comunicativa"; deben decidir entre tener una marca que puede elegir continuar de forma obsoleta sin entender los cambios o ser la líder de opinión encabezando los cambios hacia una nueva y mejor sociedad sostenible.