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La UNESCO pone el foco en los influencers y creadores digitales mientras deja la ética periodística y desinformación de medios tradicionales en segundo plano

El estudio de UNESCO pone en evidencia la desconexión entre los creadores digitales y los periodistas pero olvida la erosión de la confianza en los medios de comunicación tradicionales

Por Redacción - 27 Noviembre 2024

En un momento en que los creadores de contenido digital han adquirido un rol central como fuente de información para millones de personas, una encuesta reciente de la UNESCO destaca importantes desafíos relacionados con la verificación de datos.

Según los resultados, el 62% de los creadores no realiza una comprobación sistemática de la información antes de compartirla. Sin embargo, el 73% de los encuestados manifestó interés en aprender técnicas para verificar la credibilidad del contenido. En respuesta a esta necesidad, la UNESCO ha lanzado este mes el primer curso mundial de formación en verificación, al que ya se han inscrito más de 9,000 participantes de 160 países. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, resaltó que los creadores ocupan una posición clave en el ecosistema de la información y, al mismo tiempo, enfrentan problemas como la desinformación y el discurso de odio en línea. Este curso, diseñado como parte del mandato de alfabetización mediática e informativa de la UNESCO, busca ofrecerles herramientas para enfrentar estos desafíos.

La encuesta, titulada "Detrás de las pantallas", es el primer estudio global que analiza las prácticas, motivaciones y retos de los creadores digitales. Realizada en colaboración con la Universidad Estatal Bowling Green de los Estados Unidos, incluyó la participación de 500 creadores de contenido de 45 países. Los resultados no solo reflejan la ausencia de una cultura generalizada de verificación, sino también la dependencia de indicadores poco confiables para evaluar la credibilidad de la información. El 42% de los encuestados señaló que se basan principalmente en el número de "me gusta" o "compartidos" que recibe una publicación en redes sociales. Otros criterios incluyen la confianza en amigos cercanos que comparten contenido, mencionado por el 21%, y la reputación del autor o la fuente original, con un 19%.

El estudio también pone en evidencia la desconexión entre los creadores digitales y los periodistas, quienes podrían ser aliados clave en la tarea de verificar información. Aunque los medios de comunicación tradicionales representan una fuente de referencia para el 36.9% de los encuestados, esta cifra queda detrás de las experiencias propias, investigaciones individuales y entrevistas realizadas por los creadores. Este distanciamiento limita las posibilidades de colaboración entre ambas comunidades en la lucha contra la desinformación.

Otro hallazgo relevante de la encuesta es la falta de conocimiento de los creadores sobre sus derechos y obligaciones en el ámbito digital. El 59% de los participantes admitió no estar familiarizado, o solo haber escuchado superficialmente, sobre las normativas internacionales y marcos regulatorios relacionados con las comunicaciones digitales. Además, un tercio de los encuestados (32.3%) afirmó haber sido objeto de discurso de odio en plataformas digitales, pero apenas el 20.4% denunció el caso ante las redes sociales. Estos resultados subrayan la necesidad urgente de capacitación y apoyo para los creadores de contenido digital, no solo para mejorar sus prácticas informativas, sino también para fortalecer su seguridad jurídica y capacidad de respuesta ante los desafíos del entorno digital.

Sin mención a la desinformación de Periodistas y medios tradicionales

El informe de la UNESCO se centra principalmente en los creadores digitales porque su rol ha ganado relevancia en la difusión de información en plataformas en línea, donde los problemas de desinformación y discurso de odio son particularmente evidentes. Sin embargo, no aborda de manera explícita cómo la desinformación puede originarse también en periodistas y medios de comunicación tradicionales, ni analiza con detalle su impacto. Esto no implica que la desinformación en estos actores sea irrelevante, pero parece que el enfoque de la investigación estuvo en las dinámicas específicas del entorno digital, donde los algoritmos y las interacciones sociales amplifican ciertas prácticas problemáticas.

Cabe mencionar que, aunque los medios tradicionales son citados como referencia por algunos creadores, el informe no profundiza en la calidad o veracidad de las informaciones provenientes de estas fuentes.

La omisión podría responder a los objetivos específicos del estudio, centrado en los creadores digitales como un fenómeno relativamente nuevo y en crecimiento, o a la intención de destacar el impacto de las redes sociales como canal principal de difusión y consumo de información. Si bien es posible que un análisis más equilibrado incluya a periodistas y medios, el informe parece priorizar los retos únicos del ecosistema digital. Aunque la UNESCO ha centrado su informe en los creadores de contenido digital, es fundamental recordar que los periodistas, como profesionales cuya principal función es informar, no están exentos de responsabilidad en cuanto a la veracidad y el impacto de lo que comunican. De hecho, su posición les otorga una autoridad implícita que puede amplificar tanto la información precisa como la desinformación. Por ello, su compromiso con los principios éticos y deontológicos del periodismo no solo debe mantenerse, sino también reforzarse, especialmente en un momento en que la confianza en los medios tradicionales está siendo cuestionada.

El mensaje de la UNESCO podría enriquecerse al incluir un llamado explícito a los periodistas y medios para que no solo se adhieran a los estándares éticos, sino que también trabajen activamente en promover prácticas de verificación rigurosas y transparentes. Al igual que los creadores digitales, los periodistas también deben estar comprometidos con los derechos y responsabilidades inherentes a la comunicación, respetando marcos legales, promoviendo el acceso a información verificada y actuando como modelos de integridad informativa.

La erosión de la confianza en los medios de comunicación tradicionales a menudo está ligada a casos de sesgo, desinformación o falta de rigor, lo que demuestra que los periodistas no están exentos de cometer errores. Incorporar este enfoque en el mensaje de la UNESCO no solo fortalecería la narrativa de responsabilidad compartida, sino que también contribuiría a tender puentes entre creadores digitales y periodistas, fomentando un ecosistema informativo más ético, colaborativo y confiable. Este esfuerzo conjunto es esencial para abordar los desafíos actuales de la desinformación en todas sus formas.

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