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Por Redacción - 14 Febrero 2017
Se podría hacer una lista con todas esas profesiones específicas de letras y con todos esos estudios relacionados con ese ramo que, cuando quienes los han estudiado y quienes han trabajado en el sector confiesan detentar, vienen acompañados por la gran pregunta de si en eso se puede encontrar realmente trabajo. O de si lo que hacen vale realmente para algo.
Pues más allá de la importancia que tienen en cada uno de sus nichos cada una de las profesiones y de la validez que tienen toda y cada una de las posibles carreras que pueden desarrollar los profesionales, lo cierto es que todas esas profesiones de letras se han convertido en un nuevo elemento que las empresas necesitan hoy en día, sean cuales sean sus nichos de mercado y sus áreas de actividad, si quieren conectar con los consumidores. A la hora de crear una estrategia de marketing eficiente, las compañías necesitan más que nunca al mundo de las letras porque el mundo de las letras es más poderoso que nunca.
Las marcas han puesto de manifiesto la importancia del marketing de contenidos a la hora de establecerse frente al consumidor y los ejemplos más exitosos han evidenciado la importancia de un buen storytelling, lo que ha hecho que todos esos profesionales del terreno de las letras se hayan convertido en un fichaje cada vez más crucial a la hora de asentar las líneas maestras que les permitirán conectar con los consumidores.
Y es que, como apuntan en un análisis en The Drum, lo que realmente necesita ahora mismo la industria del marketing son buenos editores. La culpa es, en parte, del propio contexto. A medida que la tecnología, el boom de internet y el éxito de los teléfonos móviles inteligentes han creado más oportunidades para servir contenido y, sobre todo, más herramientas para hacerlo a bajo coste, se ha empezado a producir contenido y más contenido a bajo precio y de forma masiva.
¿Qué ha sucedido? Las marcas y las empresas han perdido de vista el viejo dicho de que lo barato a la larga sale caro y se han llenado de contenido de baja calidad. Un estudio reciente señalaba que el 60% de las marcas crea contenido que es inútil.
Por ello, la industria del marketing debe cambiar el foco. Como apuntan en el análisis habría que empezar a pensar no tanto en términos de economía (el clásico cómo conseguir tanto por muy poco y cómo hacerlo rápido y sin costes) para empezar a pensar un poco más en lo que se tiene enfrente y en lo que se va a lograr.
Ya no se trata solo de pensar en el medio o largo plazo, sino también en tener criterio y reconocer que ni todo vale ni ciertos niveles de calidad resultan realmente aceptables. Sí, cualquier puede publicar cualquier cosa en redes sociales o en un blog, pero eso no es necesariamente lo que debe hacerse. De hecho, quienes han conseguido conectar con el consumidor en los últimos tiempos lo han hecho con campañas estudiadas y con trabajos desarrollados de forma mayoritaria.
Y, por ello, los trucos y las vías rápidas se han convertido en algo popular, pero en algo que las marcas deberían evitar. Necesitan a los profesionales que hagan ese trabajo y que lo hagan bien, sin presiones por ser rápido y barato. Teniendo en cuenta además que cada vez hay más y más contenido y que el consumidor empieza a sentirse fatigado y saturado ante la avalancha, las marcas y las empresas tienen que ser realmente capaces de destacar en medio de todo ello y ser diferentes y de más calidad puede ser una de las pocas vías para lograrlo.
En esa vía hacia la calidad, no queda más remedio que incorporar a los profesionales más adecuados para crear ese contenido y con esos estándares. Así se hace evidente que las compañías necesitan editores, expertos en contenido que funcionen como su criterio (los que dicen lo que se debe hacer y los que no) y los que velen por la calidad de lo que se está produciendo. Igual que los medios tienen redactores jefe que vigilan lo que está ocurriendo y lo que se está haciendo, las marcas necesitan editores que funcionen como guías y vigilantes de la estrategia de contenidos.
Y, al fin y al cabo, no se debe olvidar lo que recuerdan en el análisis de The Drum: muchas estrategias de marketing de contenidos fallan porque simplemente están produciendo contenidos y más contenidos, sin que haya una guía, una estrategia y un armazón tras ellos.
Pero lo cierto es que aunque los editores son fundamentales y clave no son los únicos profesionales que las marcas deberían tener en cuenta y deberían incorporar a sus estrategias de marketing. Lo importante no es solo el fondo del texto, lo que se cuenta, sino también el cómo se cuenta.
Este es, además, un punto en el que muchas compañías fallan, ya que llevadas por la presión de la rapidez olvidan la importancia de ofrecer un contenido impoluto también desde este punto de vista. Eso hace que haya que tener cuidado (y quien vele) por la ortografía, la gramática o la presentación del texto. Poco importa lo que se está contando si se hace de una manera absolutamente desestructurada, llena de faltas y con incorrecciones gramaticales.
