
Es curioso, pero en más de una ocasión te das cuenta de que muchas empresas no son conscientes del verdadero potencial comunicativo que tiene su organización. Frases como: "Pues, la verdad, yo creo que no tenemos mucho que comunicar…" o "no se me ocurre nada…" son habituales. Sin embargo, desde mi experiencia, sólo necesitan una pequeña ayuda para darse cuenta de lo que podría ser noticia. De hecho, es normal que, en el transcurso de la conversación, y a continuación de una de esas frases, salga a colación el tema de un cliente con el que han obtenido unos excelentes resultados. Es, en ese preciso momento, cuando entonces pregunto: ¿por qué no hacemos un caso de estudio? Y empiezan a contar, y a contar, y de repente tienes un "caso de éxito" excepcional entre las manos.
Pues un caso de éxito, también llamado caso de usuario o de estudio, es una de las herramientas de comunicación más potentes que puede tener una empresa para captar y fidelizar clientes. En un caso de éxito el cliente es realmente el protagonista y en la redacción de su relato es imprescindible destacar qué necesidades le llevaron a decidir contratar los servicios o adquirir los productos de nuestra empresa, qué solución se le ofreció por nuestra parte y cuáles fueron los beneficios que obtuvo tras su compra, uso o implantación.
En definitiva, podríamos decir que el objetivo final de cualquier caso de éxito es ante todo convencer de que nuestros servicios o productos son la mejor solución ante una casuística que se plantea, pero siempre narrado desde la perspectiva del cliente.
En un caso de usuario el cliente es la estrella y como tal debe ser ÉL quién cuente en primera persona los obstáculos o dificultades con los que se encontraba antes de implantar la solución y los beneficios que obtuvo después.
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