La comunicación a nivel corporativo o empresarial es una función que debe ser llevada a cabo con profundo análisis, partiendo del concepto del negocio,
su visión y misión o marco estratégico que funge como mantra de la dinámica de este.
La comunicación empresarial es un circulo de acciones que tienen como pilar, la imagen de la empresa y sus marcas, y debe definir un claro lenguaje
acorde al público objetivo al que se dirige. Debemos tomar su ejecución como algo muy serio, pues cada elemento visual, textual, auditivo, cada medio a
través del cual emitimos un mensaje causará un impacto negativo o positivo según su conceptualización. Para que sea correcta, tomemos en cuenta lo
siguiente:
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Lenguaje: definir tono de comunicación, persona en que se emite el mensaje, personas a las que trasmitimos el mensaje. Si hablamos
a más de un público, utilicemos un lenguaje homogéneo que sea digerible para todas las audiencias.
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Imagen: respetar los símbolos de la empresa o marca, esto además implica el uso de sus colores, definición de tipografías e iconos
acordes al negocio. Crear un ¨Brand book¨ o guía de marca que pueda regir cómo y dónde se utilizan los diferentes elementos que componen la
identidad visual y sonora de la empresa. No es lo mismo una comunicación a través de medios impresos tradicionales como periódicos o revistas que a
través del mundo digital como las redes sociales, o la creación de piezas externas como señalizaciones o murales.
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Medios: cuales medios controlamos de manera directa, cuales usamos a través de terceros y como crear una guía de contenidos y de
manejo de crisis ante factores internos o externos que puedan poner en riesgo la imagen que tanto queremos proyectar y defender. Un ejemplo simple:
cuantas comentarios, quejas o preguntas reciben las empresas en un medio tan manejable como las redes sociales y se perpetua la impresión de
desinterés por no responderle a los clientes o peor aun borrar los comentarios negativos por no saber aprovechar la plataforma y demostrar un buen
servicio y resolución de conflictos.
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Objetivos: definir objetivos a gran escala y de impacto inmediato según los planes de la empresa en torno a posicionamiento,
desarrollo y mantenimiento de imagen, proyección de ventas, campañas de responsabilidad social, programas internos a comunicar a lo externo, etc.
Estos objetivos y sus acciones comunicacionales deben tener establecidos criterios de medición de impacto.
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Calendario: todo debe ser regido por el tiempo, es imperante tener un time table de inicio, ejecución y medición de la estrategia
de comunicación. Además, debemos tener un calendario definido con fechas trascendentes para nuestro negocio, para el publico objetivo y para el
mercado o entorno en el que participamos. Toda acción debe ser definida y valida previo a cada fecha para evitar improvisaciones y errores de
último minuto.
Debemos tener claro que la comunicación corporativa es una herramienta que debe lograr apoyar lo siguiente:
- Buena imagen de la empresa ante terceros: clientes, aliados, suplidores, entes regulatorios, la comunidad, etc.
- Buena imagen de la empresa hacia dentro, es decir, sus colaboradores y socios.
- Reforzar las ventas, sirviendo como pilar en la interacción con los clientes y como referencia para captar público.
- Mantener un clima favorable cuidando la presencia de la empresa, marca o producto en los diferentes medios con una constancia adecuada y una
impecable ejecución de sus mensajes. Esto puede apoyarse en la ética de la empresa y alguna estrategia de responsabilidad social corporativa.
- Manejo de situaciones, ante pequeñas o grandes crisis, la comunicación debe ser el mejor aliado para salir a flote siempre que utilicemos una
respuesta rápida y adecuada, un medio apropiado o un portavoz en caso de ser necesario.
Comunicar es un arte, pero también requiere de análisis, de conocimiento y proyección de impacto y resultados. No será la clave del éxito de su
negocio, pero si será parte fundamental de él. Seamos coherentes.