Por Redacción - 10 Septiembre 2018
En la lista de elementos que se han convertido en una especie de solución a muchos de los problemas a los que se enfrentan los responsables de marketing y de publicidad, el storytelling se ha convertido en una palabra mágica, en un elemento destacado que se invoca como potencial aliado para acabar con todos los problemas y mejorar la relación con los consumidores y la recepción de los mensajes de marca.
Pero el storytelling no es una varita mágica que pueda con todo y detrás tiene mucho trabajo, muchos conocimientos y una buena estrategia.
¿Cómo se debe usar entonces el storytelling y qué se debería tener en cuenta para lograr los mejores resultados en este terreno? Se podría decir que en general hay que tener en cuenta qué se quiere contar, a quién se quiere contar y cómo se organizará la información para transmitir este mensaje. Partiendo de las conclusiones a las que han llegado en un análisis que publican en Forbes, podemos además extraer seis lecciones más o puntos a tener en cuenta a la hora de mejorar el storytelling y lograr mejores resultados.
Las historias tienen comienzo, desarrollo y un final que cierra la historia y que es, muchas veces, la razón por la que los receptores se han mantenido atentos al mensaje. Pero en el mundo de los negocios y de los mensajes de empresa no hay que seguir necesariamente ese criterio. De hecho, ni siquiera en los mensajes artísticos, como puede ser la literatura, se hace. A veces empezar por el final y luego remontarse a la historia puede funcionar muy bien, porque ayuda a que la audiencia se centre en lo que le estás contando y no tanto en intentar averiguar hacia dónde esta historia los llevará.
Una de las cuestiones que siempre se repiten cuando se habla de marketing de contenidos y de storytelling es que lo que se está contando tiene que ser memorable. La narración tiene que conseguir colarse en la memoria de los consumidores y asentarse entre sus recuerdos, lo que hace que se centre muchas veces el grueso de los recursos en este punto.
Pero lo cierto es que no solo es importante crear una buena historia y una historia que se recuerde, sino que además esta tiene que estar en línea con lo que la empresa quiere de ella. ¿Cuál es el objetivo de la historia? ¿Qué espera la marca con su esfuerzo en storytelling? El objetivo se convierte así en crucial y en decisivo para el éxito o no del esfuerzo.
O, lo que es lo mismo, analiza la historia desde la perspectiva de tu audiencia. Es crucial que la historia se adapte a lo que la audiencia a la que va destinada quiere y necesita y por tanto un buen storytelling siempre tiene en cuenta a quién está al otro lado.
Esto no implica que la historia tenga que contarse en un par de palabras, sino más bien que cuando se esté construyendo se sea capaz de hacerlo. Un buen novelista o un buen guionista es capaz de decir de qué va su libro o su película en pocas frases. Como apuntan en el análisis, si no se es capaz de resumir lo que se está queriendo contar en un tuit, algo se está haciendo mal en el storytelling.
Hay que encontrar el problema que hará que la historia avance y que la audiencia conecte con ella. No hay más que pensar en las películas de éxito: el protagonista siempre tiene un antagonista (que no necesariamente tiene que ser un villano).
El principio, desarollo y final funcionan porque ayudan a crear un storytelling limpio y uno que permite organizar bien lo que se está narrando y seguirlo fácilmente por parte de la audiencia.