Artículo Marketing viral

No, el Marketing Viral no tiene su origen en las Redes Sociales pero terminó convertido en el padre de los Influencers

La clave del éxito viral sigue siendo la misma de siempre: contar una historia poderosa, generar emociones y motivar a la audiencia a compartir el mensaje de manera orgánica

Por Redacción - 18 Marzo 2025

El marketing viral es mucho más antiguo de lo que se suele pensar. Aunque hoy en día es común asociarlo con plataformas como TikTok, Instagram o Twitter, su esencia proviene de una estrategia clásica de comunicación: el boca a boca. Antes de que las redes sociales dominaran el panorama digital, las marcas ya utilizaban tácticas que incentivaban a las personas a compartir mensajes y recomendaciones de manera espontánea.

El término "marketing viral" fue acuñado en 1996 por Jeffrey Rayport, profesor de Harvard Business School, quien observó cómo ciertos mensajes comerciales se propagaban de forma acelerada, de manera similar a la difusión de un virus. Sin embargo, la práctica existía mucho antes. Un caso emblemático es el de Hotmail, que en sus primeros años de operación incorporó una pequeña firma al final de cada correo enviado desde su servicio con un llamado a la acción: “Consigue tu cuenta gratuita en Hotmail”. Esta simple estrategia llevó a la plataforma a alcanzar millones de usuarios sin necesidad de una inversión publicitaria masiva.

Incluso en la era previa a internet, las marcas entendían el poder de la viralización. Campañas publicitarias con jingles pegajosos, eslóganes memorables y promociones ingeniosas lograban que los consumidores compartieran el mensaje de forma natural. Estrategias como las recomendaciones personales, la exclusividad de ciertos productos o la gamificación de la publicidad eran utilizadas para incentivar la difusión masiva de contenidos.

El auge del video marketing en los 2000 consolidó aún más esta tendencia. El lanzamiento de YouTube en 2005 ofreció a las marcas una plataforma perfecta para generar contenido altamente compartible. Campañas icónicas como “The Man Your Man Could Smell Like” de Old Spice o “Real Beauty Sketches” de Dove demostraron que los videos podían generar conversaciones globales sin depender exclusivamente de medios tradicionales.

El término “viral” se ha popularizado ampliamente en todas las generaciones, aunque su significado y uso pueden variar según el contexto y la edad de quienes lo emplean.

Para las generaciones más jóvenes, como los millennials y la Generación Z, la viralidad está profundamente asociada a las redes sociales, los memes y los desafíos en plataformas como TikTok, Instagram y Twitter. Para ellos, un contenido “viral” es aquel que se difunde masivamente en poco tiempo, generando interacciones, comentarios y réplicas.

Las generaciones mayores, como los baby boomers y la Generación X, también han adoptado el término, aunque con una percepción diferente. En su caso, la viralidad puede relacionarse más con la rapidez con la que se propaga una noticia o un video en plataformas como Facebook o WhatsApp. Independientemente de la edad, el concepto de viralidad se ha convertido en parte del lenguaje cotidiano, impulsado por la inmediatez de la información y la capacidad de las plataformas digitales para amplificar mensajes a escala global.

Marcas, empresas y usuarios. Todos quieren ser virales

Lo viral se ha convertido en una meta codiciada por marcas, empresas y usuarios por igual. Para las marcas, lograr que su contenido se propague rápidamente significa mayor visibilidad, interacción y, en muchos casos, un aumento en ventas o reconocimiento. Las empresas buscan viralidad no solo en campañas publicitarias, sino también en estrategias de branding y posicionamiento, aprovechando tendencias, memes y emociones para conectar con su audiencia. Las campañas virales han transformado la publicidad, logrando entre 5 y 10 veces más impresiones que los métodos tradicionales. Un contenido de este tipo suele expandirse rápidamente, ya que cada usuario lo comparte, en promedio, con 3 a 5 personas adicionales.

Por otro lado, los usuarios también persiguen la viralidad, ya sea por la validación social que otorgan los "me gusta" y las comparticiones, o por la oportunidad de monetización en plataformas como TikTok, YouTube o Instagram.

Marketing viral, Padre de los influyentes

El marketing viral fue el precursor del fenómeno de los influencers porque estableció la base de cómo un mensaje podía expandirse de manera orgánica a través de las redes sociales. Antes de que los influencers dominaran el panorama digital, el contenido viral ya demostraba que las personas confiaban más en recomendaciones espontáneas que en la publicidad tradicional. Figuras inesperadas, como personajes de memes o videos compartidos masivamente, mostraron que la autenticidad y el carisma podían generar un impacto enorme. Con el tiempo, las marcas entendieron que necesitaban individuos con capacidad de conectar con audiencias de manera natural, y así nacieron los influencers, quienes tomaron el relevo del marketing viral y lo convirtieron en una estrategia constante dentro del mundo digital.

La velocidad de viralización también ha evolucionado drásticamente

Alcanzar un millón de visualizaciones, un proceso que antes tomaba semanas, ahora puede lograrse en menos de 24 horas. Este impacto se traduce en un aumento del 40 al 70% en el reconocimiento de marca, mientras que el retorno de inversión de una campaña bien ejecutada puede superar el 300%. Además del alcance masivo, la viralidad genera un engagement tres veces mayor que el contenido publicitario tradicional.

La efectividad también radica en la percepción del mensaje: cuando proviene de una recomendación social en lugar de un anuncio directo, la retención de la información aumenta en un 45%. Como resultado, las audiencias expuestas a campañas virales tienen un 27% más de probabilidades de convertirse en clientes recurrentes, consolidando así su impacto en el crecimiento y fidelización de marca.

A pesar de los riesgos, la viralidad sigue siendo el “santo grial” del marketing digital. Pero más allá del número de visualizaciones, lo realmente valioso es la capacidad de un contenido para generar una conversación, influir en audiencias y, en última instancia, impulsar una acción. La clave del éxito viral sigue siendo la misma de siempre: contar una historia poderosa, generar emociones y motivar a la audiencia a compartir el mensaje de manera orgánica. Hoy, la diferencia radica en la velocidad y la escala con la que estas estrategias pueden llegar a millones de personas en cuestión de horas. Pero el fundamento sigue siendo el mismo que impulsó las grandes campañas de marketing del siglo XX.

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