Artículo Marketing viral

El Bird Box Challenge y por qué a veces ser un meme viral es un lastre para una marca

Las compañías quieren ser virales, pero no a toda costa

Por Redacción - 8 Enero 2019

Si se busca en Google la última película de éxito de Netflix, que en España ha sido lanzada como A ciegas pero que en los países de habla inglesa se conoce como Bird Box, lo que se encuentra es, en masa, información sobre un reto viral y sobre como la plataforma de VoD ha salido ya al paso para pedir a sus usuarios que no se unan al mismo. En la película, sus protagonistas tienen que mantener sus ojos tapados con una cinta para así evitar caer bajo el influjo de los malos. En la realidad, la premisa ha sido el punto de partida para el Bird Box Challenge, en el que los internautas se vendan los ojos, se disponen a hacer cosas del día a día y, por supuesto, lo graban y lo suben a redes sociales.

En el perfil oficial en Twitter de la plataforma, Netflix pedía - en mayúsculas - que la gente no se lastimase con el reto. "No sabemos cómo ha empezado, y apreciamos el cariño, pero Niño y Niña (dos de los personajes) solo tienen un deseo para 2019 y es que no acabéis en el hospital por culpa de los memes", añadían.

Como recuerdan en The Washington Post, el Bird Box Challenge tenía los dos elementos clave que hacían que los retos virales triunfasen. Era, por un lado, peligroso y, por otro, le gustaba a los adolescentes. En el caso de este último reto, varios perfiles populares en YouTube e Instagram se han sumado al reto, haciendo que se amplificase. También hay quien señala que el momento exacto del año en el que se lanzó la película y apareció el reto aumentó el tirón del reto. Era simplemente un momento propicio.

A eso se sumaba que la película - en este caso - ya había sido carne de memes previamente, uno de los elementos además que ayudaron a impulsar el éxito de la misma y su presencia en la conversación. Tanto es así que hay quienes creen que toda la presencia de la película en memes online fue parte de una estrategia entre las sombras de Netflix para hacer que se hablase más y más de ella (es decir, no se acusa a Netflix de estar detrás del peligroso reto del Bird Box Challenge, pero sí de ser quien alentaba los memes anteriores). Netflix no se ha posicionado de forma oficial sobre este tema, aunque, como recogen en el medio estadounidense Vox, uno de sus representantes sí ha señalado a los medios estadounidenses que todo ese boom de memes fue algo orgánico.

Netflix no es la primera

Netflix no es la primera marca que se ve arrastrada por un reto de base absurda y ante el que tiene que responder de forma clara, aunque sí en este caso puede ser más global que el primer - y polémico - caso anterior. Tide, la compañía de detergentes de Procter & Gamble, se convirtió en viral cuando apareció el Tide Pods Challenge. Los participantes tenían que comerse una de las cápsulas del detergente ante la cámara (y subirlo por supuesto a redes sociales).

Algunas estadísticas hablan de que en Estados Unidos se registraron al menos seis muertes por ingestión de cápsulas de detergente en niños en 2017 (aunque la estadística no deja clara por qué esos niños comieron el detergente, si fue por el reto o por accidente).

Por supuesto, la compañía insistió una y otra vez en que las cápsulas de detergente eran para lavar la ropa y no para hacer retos con ella, virales o no. Varias voces se sumaron diciendo a los adolescentes que no comiesen cápsulas de detergente y, como está empezando a suceder con los vídeos del Bird Box Challenge, Facebook y YouTube empezaron a desactivar los vídeos en los que se veía a participantes del reto culminar el proceso de comerse una cápsula.

Cuando ser un meme es un serio problema

Para ambas compañías, los dos retos se han convertido en un serio problema de imagen y en un peligroso elemento vinculado a la marca. Convertirse en viral es uno de los grandes sueños de las empresas, que esperan con ello llegar a una mayor cantidad de consumidores y lograr así posicionar mucho mejor sus productos.

Un viral hace que el potencial en términos de audiencia se multiplique de una manera asombrosa, ya que llega mucho más allá de lo que la compañía podría conseguir de forma orgánica e incluso de pago. Además, los consumidores prestan más atención a estos mensajes. Es decir, nos quedamos mucho más con lo que un viral nos cuenta que con lo que nos cuenta un anuncio.

Pero, a pesar del poder del viral, las compañías no quieren ser virales bajo cualquier precio. Un viral basado en puntos negativos de la imagen de marca es por supuesto un lastre, pero también lo es una actividad como el Bird Box Challenge o el Tide Pod Challenge en el que la marca es una invitada accidental pero cuya imagen puede salir dañada por culpa de ello.

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