Por Redacción - 30 Abril 2012
Las cosas han cambiado diametralmente en todo lo referente a los hábitos de los consumidores a la hora de realizar sus compras. Antes basaban su decisión de compra en unos aspectos, los cuales hoy no son considerados de importancia.
El comercio electrónico ha modificado la forma en la que las marcas y los consumidores se relacionan, proporcionando diferentes ventajas tanto a unos como a otros. Por ejemplo, para los consumidores, el ecommerce ha supuesto que la posibilidad de elección se ha vuelto global y sin horarios, ya que pueden acceder a catálogos web de todo el mundo, mientras que hace unos años, de la única forma que podían comprar un producto era en su entorno más cercano, o, como mucho, mediante catálogo, aunque era un proceso muy costoso y largo.
El comercio electrónico también hace más cómoda la compra, ya que el consumidor no tiene que desplazarse para adquirir el producto, sino que llega cómodamente a su casa.
Para las marcas, las empresas supone un abaratamiento en los costes, puesto que no es necesario tanto personal como requiere un establecimiento tradicional, ni siquiera requiere un establecimiento físico, con lo que todos los gastos asociados a esto se pueden ahorrar y redirigirlos a crear una plataforma capaz de recepcionar todos los pedidos y mantener una red logística que asegure al cliente la perfecta atención en cualquier momento del procedimiento de compra.
Aunque el ecommerce no es algo nuevo, ya se usaba años atrás aunque de una forma diferente, como es el intercambio de datos mediante plataformas electrónicas, en los últimos tiempos ha experimentado un gran auge gracias a la proliferación de las nuevas tecnologías y las nuevas necesidades del consumidor.
Con la llegada de nuevos dispositivos, las plataformas de comercio electrónico han visto como crece el número de compras realizadas a través de tablets y smartphones, y se han visto también obligadas a adaptar sus webs a estos dispositivos para una correcta visualización de las mismas.
Las Redes Sociales, como ya hemos dicho en más de una ocasión, han cambiado la forma de trabajar, de comunicarnos y de relacionarnos, y, por supuesto, la manera de comprar. Ahora el usuario puede usar el entorno social para pedir opiniones acerca de un producto, para opinar él mismo acerca de un producto o marca, pero, a la misma vez, las tiendas online pueden utilizar sus plataformas y las redes para conocer datos acerca del comportamiento del usuario: pueden averiguar fácilmente qué productos han sido los más vistos, los más comprados, los más comentados, qué productos no tienen mucha aceptación. Un ejemplo de esto es la red social Pinterest, que utilizan muchas tiendas online como escaparate para sus productos.
En la misma línea, cada vez es más frecuente que los comercios online basen su estrategia en un blog donde comparten información relevante para los usuarios, con lo que, al añadir contenido, obtienen beneficios en su posicionamiento, y al mejorar su posicionamiento, mejoran y aumentan su visibilidad, con lo que es más fácil para el usuario llegar a ellas.
Otro beneficio para las marcas es el hecho de que es posible, en función de los datos que obtienen gracias a las Redes Sociales, personalizar muchísimo más la oferta. Si el público que nos visita se corresponde con un determinado sector poblacional, nuestra oferta puede ir más enfocada a ellos, para crearles una necesidad, además de poder geolocalizarlas. Por ejemplo, lanzar una oferta de trajes de flamenca en Sevilla durante las dos semanas anteriores a la Feria de Abril.
Cada vez más, el ecommerce está posibilitando que dejemos el dinero en casa y podamos pagar con el teléfono. Ya hay aplicaciones que lo hacen posible. El e-commerce, aunque rechazado por muchos argumentando que no es una forma segura de comprar es una realidad que ha venido para quedarse.