Por Redacción - 21 Febrero 2018
Los dispositivos móviles se han convertido en cada vez más decisivos en la relación entre marcas y empresas y sus consumidores. El móvil es el espacio en el que accedemos a la información, el que empleamos cada vez más para conectar directamente con las empresas y el que es nuestro habitual y recurrente compañero de los consumidores en prácticamente todo lo que hacen. Siempre se lleva el móvil en el bolsillo y por tanto siempre se usa el dispositivo para lo que pueda necesitarse. Y, en esta avalancha de necesidades y de usos, el móvil se va también integrando en otro terreno: empieza a ser el espacio en el que también hacemos nuestras compras.
Cada vez usamos más nuestros smartphones para procesos ligados a nuestras decisiones de compra, cuando no lo hacemos directamente para comprar. Puede que hace unos años nos sintiésemos menos cómodos comprando desde los móviles, pero ahora ya hemos vencido esas reticencias, acostumbrados a usar esos dispositivos para ello.
Pero esto ha creado un nuevo escenario de problemas para las marcas y para las empresas. La estrategia para ecommerce en los terminales móviles tiene que cambiar, ya que la experiencia que tienen los consumidores en la pantalla de su tablet o de su smartphone es muy diferente a la que podrían tener en el escritorio de su ordenador. Lo que se ve y sobre todo el modo en el que se ve son cosas distintas en un espacio y en otro. Ajustar el diseño para que funcione en entornos móviles es el elemento básico al que echar mano para posicionarse mejor en el móvil y para responder a las necesidades de los consumidores en este entorno, pero no es el único.
De hecho, uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los responsables de establecer cómo se vende a través del móvil es el cómo hacer ver los productos en una pantalla más pequeña. Para los consumidores, como apuntan en las conclusiones de un trabajo realizado en la Universidad de Cambridge, resulta muy difícil diferenciar las imágenes que están viendo. La culpa está en cómo nos acercamos a ellas en el móvil.
Cuando accedemos a contenidos en el móvil no solo estamos haciéndolo en una pantalla más pequeña, sino que además estamos haciendo scroll en vertical de un modo ultrarrápido. Nuestra vista intenta identificar las cosas, pero no siempre lo consigue, porque el tamaño de la imagen y la velocidad a las que las procesamos hacen que sea muy complicado separar entre lo que se ve. Con ello, las imágenes de los productos quedan desdibujadas en medio de la avalancha de información que recibimos y nos cuesta mucho más separar a unas marcas de otras.
Ese no es el único problema al que se enfrentan las marcas, las empresas y los productos en la pantalla del móvil. Al consumidor también le resulta muy complicado diferenciar a los productos de otros dentro de la misma compañía. Por ejemplo, en una marca de productos para la ducha cuesta identificar el tamaño de los productos y también separar al champú del suavizante si sus envases son muy similares.
El estudio de la universidad británica apuesta por posicionar los productos de un modo difernte en lo que a imágenes se refiere y pasar de las imágenes tradicionales a aquellas que incluyen de forma mucho más clara la información vital. Esto implica cambiar el formato de la imagen, pero también a veces incluir una suerte de chuleta lateral. Según sus pruebas con algunos productos, el reconocimiento puede crecer hasta en un 24%. El formato que ellos han creado, que han llamado Mobile Ready Hero Images, simplemente clarifica el diseño para hacer que encaje mejor en el m-commerce.