Por Redacción - 24 Junio 2021
¿Qué ocurre con todas las cosas que compramos online y luego devolvemos? ¿Y qué pasa con todas aquellas cosas que acumulan polvo en los almacenes, sin que nadie las compre, hasta que dejan de ser relevantes y se convierten más en un lastre económico que en un activo con potencial?
Son preguntas que los consumidores no suelen hacerse mucho - o que asumen que lo que devuelven volverá a ser empaquetado y vendido a otro consumidor, como ocurre con las compras que hacen en retail (solo hay que pensar en la última vez que se devolvió un vestido o una camiseta en alguna cadena) - pero que podrían esconder otro de los muchos lados oscuros del comercio electrónico.
Por lo pronto, ahora mismo, se ha convertido en un quebradero de cabeza en reputación online para Amazon, que ha encadenado una tarde de tuits y comentarios en redes sociales críticos y un boom de artículos en digitales sobre la cuestión.
El origen de todo está en una investigación de la televisión británica ITV, cuatro minutos largos de reportaje que cualquiera puede ver en su web. No hay restricción geográfica: el vídeo está abierto a todos los espectadores de todo el mundo. En Reino Unido, la emisión en un programa informativo ya ha creado una tormenta política. Fuera, ha ido escalando como uno de los temas base de críticas en la red.
En la red de centros logísticos que Amazon tiene en Reino Unido, también cuenta con uno en el que se realizan acciones no especialmente positivas. Es un poco, por así decirlo, el cementerio de las cosas que no se venden. Allí acaban los productos de devoluciones, pero también productos de vendedores terceros que han contratado con Amazon la logística.
Esos vendedores deben pagar por el tiempo que esos productos pasan en sus almacenes y, si las cosas no se venden, empezarán a perder demasiado dinero. Recuperar los productos sale menos rentable en ocasiones que permitir que Amazon se deshaga de ellos.
Y así es como los productos llegan al cementerio de Amazon. La ITV ha entrado en su interior - no en una visita guiada, claro - y ha hablado con algunos empleados. Los productos son marcados como destrozar y son eliminados. Se convierten en basura. En una semana de abril, por ejemplo, se mandaron 124.332 a destrozar, frente a los 27.213 que se consideraron para donar. Los cálculos de la televisión británica estiman que se acaban destrozando millones de productos al año y solo en ese centro británico. El objetivo de trabajo, como les explicaba uno de los trabajadores, es el de eliminar unos 130.000 productos a la semana.
En la lista de productos que son convertidos en deshechos entra de todo. Amazon destroza, casi se podría decir que de forma esperable, todo aquello que ha sido dañado y no vale para vender, pero también productos todavía en perfecto estado. Algunos aún vienen en su envoltorio de venta de forma intacta. Alargadores, aspiradoras, libros, televisiones o hasta portátiles son destrozados en la zona.
Las críticas no se han hecho esperar. En el propio reportaje aparece un portavoz de Greenpeace, que cree que lo que Amazon está haciendo genera un impacto irresponsable en la naturaleza. También hay críticas por el tipo de productos que se están destrozando. Eliminar portátiles en buen estado cuando hay niños atrapados en sus casas, con el colegio a distancia, que no tienen acceso a esos equipos es un golpe crítico en imagen pública. El gobierno británico ya ha asegurado que va a investigar la situación.
Aun así, Amazon no está haciendo nada ilegal. La televisión británica lo deja de hecho completamente claro en su reportaje. Y, se podría sumar, lo que Amazon está haciendo es lo que hacen de forma habitual las marcas de moda de lujo para deshacerse del exceso de stocks, para que estos no acaben devaluando el precio de sus productos en el mercado.
El problema está en la imagen que esto genera en un momento de especial sensibilidad económica y en uno de mayor consciencia medioambiental. Ante todo esto, Amazon ha dicho a los medios británicos que está trabajando para tener cero desechos.