Por Redacción - 26 Octubre 2021
Uno de los grandes escándalos del verano fue la noticia de que Amazon estaba destrozando grandes cantidades de productos. La noticia - desvelada por un programa de investigación británico - se convirtió en uno de esos temas virales que dañan la reputación, más en un momento en el que se habla cada vez más de sostenibilidad y de responsabilidad.
La investigación se centraba en lo que ocurría en los centros logísticos británicos del gigante, en la que aquellos productos que no se venden - por una razón o por otra - o los que están dañados y no se pueden vender acababan en un sistema de destrucción. Los productos se convertían en basura.
La historia ha llegado ahora a España: una investigación de El Periódico ha desvelado que estas prácticas también se realizan en la filial española del gigante.
Según sus cuentas, cada día se destruyen en España miles de productos, ya sea porque tienen alguna tara ya sea porque sale más caro devolverlos al vendedor tercero que los comercializa que destrozarlos. Los productos electrónicos son los que dominan en la lista, pero no son los únicos. Según El Periódico de España, también se destruyen ropa, cosméticos o productos de alimentación. Solo desde los centros de Madrid salen, según este medio, unos cinco tráilers diarios llenos de productos para ser destrozados.
Amazon ha señalado al diario que gestionar las devoluciones es "un desafío". "Nuestra prioridad es revender, donar o reciclar los artículos devueltos, en ese orden de prioridad", han explicado.
Aun así, la situación hace que estas noticias se conviertan en un importante lastre en imagen pública y en responsabilidad social corporativa. Amazon, como tantas otras compañías, ha ido sumándose a compromisos verdes a lo largo de los últimos años. Son compromisos que parecen incompatibles con este destrozo constante de productos.
Además, la propia red logística del gigante tiene, en ocasiones, la culpa de la situación. Las fuentes con las que ha hablado el medio señalan que en ocasiones los daños vienen marcados por los propios robots que se encargan de mover material en los centros de almacenamiento de Amazon. A eso hay que sumar otras prácticas que lastran la gestión de productos, como por ejemplo el fraude en devoluciones.
Igualmente, aunque Amazon protagoniza titulares y suele ser quien llama más la atención del consumidor, no es la única compañía que realizar este tipo de prácticas. En el propio análisis de EPE, desde la industria de la gestión de residuos les dejan claro que es algo "super normal". Algunas marcas de productos de lujo directamente destrozan las cosas cuando estas no se venden.
Que esta práctica sea común no va a frenar el impacto que este tipo de noticias tienen en la imagen corporativa de Amazon. Los consumidores son cada vez más sensibles ante este tipo de situaciones y mucho más críticos. La consciencia medioambiental ha ido en aumento en la última década, pero también la visión crítica de todo lo que se considere un despilfarro.