Por Redacción - 7 Diciembre 2022
“El marketing ecológico no debe considerarse una simple moda pasajera, sino una fórmula muy valiosa que las empresas comprometidas con el medio ambiente pueden aprovechar para ganar reputación y audiencia”, asegura Rudolf Rannegger, director general adjunto de MCI Spain & Portugal.
España, según revela un reciente estudio de Ipsos, se ha convertido en el segundo país europeo donde la preocupación por los efectos del cambio climático es mayor. Una situación que han aprovechado las empresas para aumentar sus beneficios a través del llamado “marketing verde”, basado en el consumo sostenible y el cambio de hábitos para educar a las generaciones del mañana.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), si no se interviene para reducir el ritmo actual de producción y consumo, en el año 2050 la humanidad necesitará el equivalente a dos planetas como la tierra. Teniendo en cuenta que el pasado 15 de noviembre se alcanzó el hito de los 8.000 millones de población mundial, la necesidad de operar cambios profundos es urgente. Y las empresas tienen mucho que decir al respecto.
Desde la compañía MCI Spain & Portugal destacan que “el marketing ecológico no debe considerarse una simple moda pasajera, sino una fórmula muy valiosa que las empresas comprometidas con el medio ambiente pueden aprovechar para ganar reputación y audiencia”. En este sentido, adaptarse a los requisitos ambientales y sociales es la clave.
Rudolf Rannegger, director general de la compañía, advierte que “el peligro de esta tendencia en auge hacia el marketing verde es que es muy fácil caer en la trampa de querer hacer pasar por sostenible algo que en realidad no lo es”. Esta práctica poco ética se denomina ‘greenwashing’ y coloca a las empresas en serios aprietos frente a la opinión pública.
Según Rannegger, “algunas compañías utilizan atajos como sinónimos de ecológico al margen de los estándares, colores que entroncan con la economía circular o presumen de haber reducido su huella de carbono sin aportar pruebas”, añadiendo que “tratar de ser más listo que el consumidor sale caro a largo plazo, y tiene consecuencias muy dañinas que se acaban reflejando en la cuenta de resultados”.
Frente a esta mala praxis, MCI propone soluciones responsables con el medio ambiente para la celebración de eventos, como la apuesta por campañas digitales sobre medios tradicionales, el apoyo a las ONGs o el uso de opciones de catering sostenibles. “En el caso concreto de nuestra agencia, solo en 2021 ayudamos a desarrollar 53 proyectos con clientes centrados en sostenibilidad, además, hemos invertido 4.000 horas en voluntariados para 36 proyectos comunitarios diferentes y hemos recaudado un total de 856.000 euros para la caridad”, concluye Rannegger.
¿Cómo llegar hasta el consumidor ecológicamente responsable?
Desde el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revelan que el 81,1% de los españoles indica que el cambio climático es un fenómeno que les inquieta "mucho o bastante". Afortunadamente, el 89,1% admite la existencia de este fenómeno, frente a un reducto negacionista del 8,2%.
A este sector de la población, formado por consumidores que han asumido su responsabilidad frente al futuro, no les importa pagar más por adquirir productos que tengan detrás a empresas que comulguen con su postura ecológica.
“La creciente exigencia del consumidor moviliza a las empresas a ser extremadamente transparentes, facilitando información clara y transparente sobre la procedencia de sus ingredientes o el camino que ha recorrido su producto hasta llegar a la cesta de la compra”, admite Rannegger, que señala que “la sinceridad tiene premio”. Por otro lado, el directivo asegura que “los distintivos ambientes son un elemento que ayuda a posicionar la marca dentro del universo del ‘ecobranding’, acreditando los valores sostenibles que defiende el negocio”.