Dejarse llevar la tentación, al encontrar un producto u oferta que nos atrae es una práctica más que habitual, que se da en todas las generaciones; especialmente entre los más jóvenes. Según muestra la encuesta de Chase, el 83% de los Millennials realiza compras por impulso.
Esta práctica se da sobretodo en el día de cobro. El 46% de ellos se muestra más propenso a gastar cuando su cuenta bancaria se encuentra en su mejor momento. La edad influye considerablemente sobre este espíritu consumista. La encuesta indica que a medida que avanza la edad de los consumidores, disminuye su predisposición a gastar, máxime si se trata de decisiones no planificadas.
No es el primer estudio que pone de relieve la influencia de la edad, en las compras impulsivas. Los datos de CreditCards mostraban también esta correspondencia directa. Así, entre los mayores de 65 años, el 60% realiza compras no planificadas, mientras que, en el caso de los jóvenes de hasta 30 años, este porcentaje se eleva al 90%.
Asimismo, los datos de Gallup observaron también el afán por los Millennials por las compras por impulso, aunque con menor diferencia, respecto a las generaciones posteriores. En este caso, el 42% de los Millennials había realizado alguna compra no planificada en el último mes, al igual que el 40% de los baby boomers, y los pertenecientes a la generación X.
Este comportamiento es más frecuente entre las mujeres, que entre los varones. Para el 20% de las féminas, ir de compras es una especie de terapia, que les ayuda a sentirse mejor; algo en lo que solo coincide el 9% de los hombres. Por su parte, el 70% de las mujeres se deja llevar ante un importante descuento, o gran promoción; mientras que en el caso de los varones, este porcentaje es ligeramente inferior (60%).
El estado de ánimo también influye sobremanera en las compras por impulso
El informe de CreditCards.com muestra que un estado anímico de entusiasmo motivó al 49% de estos consumidores impulsivos, mientras que un 30% compró por aburrimiento, el 22% se sentía triste, y un 9% enfadado. Estos instintos motivaron prácticamente por igual a hombres y mujeres, con algunas diferencias, tales como los hombres gastan más en estas compras improvisadas. Los impulsos de los hombres podían costar más de mil dólares, mientras que las mujeres eran capaces de refrenar sus impulsos a un máximo de 25 dólares.
¿Se arrepienten los consumidores de estas compras?
Curiosamente, pese a tratarse de compras no planificadas, solo la mitad de los consumidores se arrepiente de sus adquisiciones (CreditCards). Concretamente, los Millennials son quienes se muestran más frustrados por haberse dejado llevar por el impulso de comprar, según recoge Chase. Hasta el punto de que intentan evitar la exposición a la tentación, cuando se sienten especialmente débiles para evitarla.
Como podemos apreciar, la compra por impulso es una práctica habitual entre los Millennials. Según AOL, el 60% de los jóvenes de entre 28 y 34 años busca información sobre productos online casi a diario, aunque o tenga la intención de comprar nada. Un hábito que sitúa a esta generación muy por encima de la media (46%). El hecho de que estos consumidores muestren su interés en productos y servicios les convierte en un público objetivo más propenso a hacer compras no planificadas y, por tanto, un segmento de especial interés para los retailers.