Por Redacción - 5 Febrero 2019

Una de las grandes modificaciones que trajeron los cambios generacionales al consumo fue la aparición, de una manera masiva, del consumidor con principios y de los principios y los ideales como elemento clave en la toma de decisiones de las empresas.

De pronto, las compañías necesitaban mostrar ideales, contar con valores y tener una comunicación orientada a los mismos. Puede que durante años estas cuestiones hubiesen estado confinadas al terreno de la responsabilidad social corporativa y que se hubiesen convertido en un elemento para lograr aparecer de vez en cuando en los medios de forma positiva. Ahora era lo que los consumidores esperaban y lo que tenían que hacer si querían llegar a ellos.

La entrada en el consumo masivo de los millennials primero y de la Generación Z después cambió por completo las reglas del juego. Los consumidores tenían unas ciertas expectativas éticas y de valores en relación a las compañías y querían que estas respondiesen a sus exigencias. Querían que no simplemente tuviesen como objetivo final el hacer caja, sino que además buscasen un cierto impacto en la sociedad.

Pero lo cierto es que los consumidores no solo esperaban que las empresas tuviesen valores y defendiesen ciertas ideas, sino que además empezaron a ser mucho más críticos con las compañías que no los tenían o con aquellas que tenían posiciones encontradas a las propias. En los últimos años, las llamadas a boicots ha sido recurrente. Los consumidores llaman a dejar de consumir aquellas empresas y aquellas marcas que chocan con lo que ellos defienden.

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