Año tras año, durante las primeras semanas de diciembre, Pantone adelanta cuál será el color del año para el año siguiente. El anuncio es una de esas noticias feel good y curiosas que tienen un cierto eco, pero sobre todo es - y aquí es lo que nos interesa - una ventana para comprender el estado anímico de los consumidores y para adelantarse a sus expectativas.

El color del año funcionó hace una década como un termómetro de las percepciones de los consumidores con respecto a la crisis económica y sus consecuencias y, sobre todo, como una guía de sus emociones vinculadas. Algo similar ocurre este año con la crisis del coronavirus, las emociones y lo que dicen los colores.

Y, finalmente y de un modo más pragmático, el color del año le dice a los responsables de diseño de las empresas los tonos que verán por todas partes y los colores que serán omnipresentes en los productos que llegan al mercado.

Este año, Pantone ha elegido dos colores del año, bastante asépticos y no muy rompedores. Son el Pantone 17-5104, un tono de gris, y el 13-0647, un amarillo llamado iluminador. Se trata, según Pantone, de un "matrimonio de color que transmite un mensaje de fortaleza y esperanza".

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