Por Redacción - 8 Marzo 2021
Las modas llegan ahora desde el VoD. Los éxitos de las compañías de streaming se hacen virales, capturan audiencias millonarias y acaban marcando los patrones de consumo. Las series de Netflix son la mejor muestra de la tendencia.
Uno de los últimos ejemplos es la serie Los Bridgerton. La serie ha tenido primero un impacto directo sobre la venta de los libros en los que está basada, haciendo que se editasen tiradas y que los libros escalasen a puestos destacados en las listas de los más vendidos (aunque fueron publicados por primera vez hace 20 años).
Después, ha ido tocando con la varita mágica de los ingresos a muchos elementos vinculados. El grupo Vitamin String Quartet, responsable de varios temas de la banda sonora, ha visto como su éxito se disparaba. El streaming de sus canciones en plataformas de streaming creció en un 350% desde diciembre y sus oyentes mensuales lo hicieron en un 50% en Spotify y Amazon Music. Llegó incluso al puesto 5 en la lista total de éxitos de iTunes.
La lista de productos que ha impulsado no se queda solo en la música. En enero, eBay ya apuntaba que en Reino Unido se habían disparado las búsquedas de corsés, sillas antiguas y sets para el té de las cinco. De hecho, el siglo XIX se había puesto de moda en las búsquedas de productos. Las glicinas, la planta que aparece en el exterior de la casa de la familia protagonista, habían surgido en un 300% en búsquedas.
No es el único mercado en el que está pasando. Hay quienes hablan ya de Regencycore como estilo: El informe Lyst, que es el que dio nombre a la tendencia, detectó un crecimiento en el interés por corsés, tocados o guantes largos.
El ejemplo es uno de los últimos, pero no el único. El éxito de Gambito de dama unos meses antes había creado una fiebre por el ajedrez. En las semanas posteriores al estreno de la serie, las ventas de juegos de ajedrez subieron en EEUU en un 125% y los analistas proyectaban que sería uno de los regalos estrella de las Navidades.
La empresa española cuyos tableros aparecían en la serie, Rechapados Ferrer, triplicó sus ventas. "En el momento en el que me enteré de que salían nuestros tableros en la serie para nada pensé que tendría una repercusión tan bestial", decía el gerente de la compañía en la radio por aquellas fechas.
Otras series de Netflix, como Stranger Things, han puesto de moda otros productos y han despertado el interés por otras áreas. El éxito de The Witcher hizo que las ventas del juego vinculado a los libros de los que sale la serie creciese en un 554% y el de Lupin ha hecho que las editoriales francesas recuperen los libros de Maurice Leblanc para responder a la demanda. La directora de Hachette Romans y Livre de Poche Jeunesse, Cécile Térouanne, responsable de esas reediciones, confesaba a la prensa francesa que aunque preveía el crecimiento del interés no esperaba que fuese tan rápido.
El impacto de las series de éxito en la moda y el consumo no es nuevo. Mad Men impactó en las colecciones de moda con sus aires de finales de los 50 cuando se estrenó y se convirtió en un evento cultural. Downton Abbey, que logró un éxito popular del estilo del de Los Bridgerton, puso de moda marcas de lencería, tuvo un efecto llamada en las colecciones de moda, subió el turismo de la zona de Inglaterra en la que se rodaba y creó un boom de los mayordomos británicos como profesionales en el mundo contemporáneo.
Pero quizás la gran diferencia entre esos éxitos está en lo que la editora francesa señala. El tirón de las series de la era del VoD y su impacto en los patrones de consumo es rapidísimo. Todo ocurre en ciclos acelerados y en muy poco tiempo. Todo pasa además de forma global e inmediata.
Cuando Mad Men y Downton Abbey marcaban la agenda, el ciclo de impacto cultural era más escalonado y lento. Primero, se estrenaban en sus países de origen. Luego, llegaban a otros (y en las primeras temporadas ese era un proceso que, para los criterios de 2021, era lentísimo: a veces las temporadas tardaban años en salir de su país de origen). Ahora, sin embargo, los contenidos se suben a una plataforma y su impacto es inmediato en todo el mundo.
Lupin, por ejemplo, se estrenó en Francia al mismo tiempo que llegaba a todos los demás mercados globales en los que opera Netflix. El interés por los libros originales ocurrió así en paralelo en varios países. En Francia se agotaron, pero solo hay que darse una vuelta por Google para ver que entraron en las listas de los más vendidos en otros muchos mercados.
El proceso de entrada en el estrellato es muy rápido, pero los ciclos de impacto son muchas veces más cortos. Downton Abbey estuvo años impactando en las agendas televisivas y en las modas de consumo, cabría preguntarse si Lupin o Los Bridgerton también lo lograrán.