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Llevaba un tiempo padeciendo de diversos síntomas extraños. Y digo extraños al referirme a ellos como si fueran los efectos devastadores de una desconocida enfermedad. Lo cierto es que preocupado por ello, decidí acudir a mi médico de cabecera para someterme a un profundo examen.
Allí en la consulta, el doctor me sometió a diferentes cuestiones y preguntas. -¿Cuales son sus síntomas? me preguntó.-Mire Doctor-, le dije yo. -Hace tiempo que he notado falta de memoria y atención. Me cuesta recordar algunas cosas y en ocasiones hasta las olvido completamente.
Tras mi respuesta el Doctor volvió a formular una nueva pregunta. - ¿Y cuando o en qué momentopercibe o experimentaestos síntomas de forma más intensa?. -Pues casi siempre me ocurre mientras veo la televisión, respondí yo. -Me cuesta sobre todo, recordar muchos de los anuncios de los espacios publicitarios.
El Doctor me miró entonces sin levantar su cabeza inclinada mientras tomaba anotaciones, y con las cejas arqueadas como sorprendido comenzó a formular diferentes preguntas.- ¿Recuerda que comió ayer? ¿Donde estuvo por la mañana antes de ayer? ¿Cual es la matrícula de su coche? ¿El teléfono de su mujer?. Una tras una, iba respondiendo las múltiples preguntaspara las cuales curiosamente no me costaba encontrar respuesta.
Tras las cuestiones planteadas, más propias de un interrogatorio que de un examen clínico, el doctor, mientrasentrelazaba los dedos de sus manos apoyadas sobre su mesa, mostrando una expresión pensativa a la vez que inspiraba profundamente,pronunciaba su revelador diagnóstico. -Mire, he de reconocer que no es la primera vez. Esto síntomas son cada vez mas comunes y no sólo en usted. Lo cierto es que realmente no parece ninguna grave enfermedad-.
Mientras escuchaba aquellas palabras me sentía aliviado, pero no menos sorprendido que cuando el Doctor me explicaba el verdadero origen de dichos síntomas. -No se sienta preocupado. Su memoria esta perfecta. El único problema es queel 98% de losanuncios publicitarios que no es capaz de recordar son tan poco creativos,pésimos y nefastos, que su cerebro se niegaa almacenarla información. Esta información la considera irrelevante, por qué no es capaz de generarle ningúntipo deestímulo o impacto emocional. Para poder recordar, el cerebro necesita descartar información que considera superflua, lo que nos obliga a olvidar cosas. Y esa es la simple razón por la que experimenta dichos efectos.
Desde entonces, no me he preocupado más por ello. Sin embargo, esta experiencia bastaría sin duda para que las empresas yanunciantes se dieran cuenta de que algo no está funcionando bien. Y es evidente que un servidor esta sano. La publicidad y el marketing deben entender los cambios que estamos experimentando e innovar dejando de lado lo que es evidente que ya no funciona. Dicho esto, me despido porque tengo un poco de prisa. He quedado.Hoy me voy de e-compras!
