Era de esperar y lógico que la polémica generada tras la querella de Mediaset a Pablo Herrero tuviera sus efectos colaterales. Ya lo dejaba patente cuando la semana pasada, abordábamos esteasuntolanzando una interesante pregunta. ¿Quién tuvo la genial idea de querellarse contra Pablo Herreros sin pensar las consecuencias?
Desde entonces, las noticias y titulares se han ido sucediendo, y en el camino como era de esperar, algunas marcas que han pretendido salvaguardar su reputación no se sabe si de forma verdaderamente ética u oportuna e interesada, han dado un paso hacia adelante para desmarcarse de la polémica y dejar de anunciarse en Telecinco. Entre ellas, Trivago, el popular comparador de viajes online que recientemente emitía un comunicadoaclarando su postura respectoa estetema, y a la campaña de presión que está recibiendo de las redes sociales por anunciarse en dicha cadena de televisión, y que a pesar de no poder retirar su publicidad de forma inmediata, su decisión pasa por dejar de hacerlo durante el próximo mes de Diciembre.
Sony, otro de los principales anunciantes de la cadena también se encuentra en el ojo del huracán tras la iniciativa puesta en marcha a través dela plataforma Change.org, en la cual se pide a los propios usuariosquese dirijan a las marcas anunciantes con elobjetivode que éstas retiren su publicidad de Telecinco.
Pero vayamos al grano. Tras todo lo sucedido, hemos podido escuchar la voz de los propias empresas anunciantes, representadasa través de un comunicado emitido por la Asociación Española de Anunciantes (AEA), donde semanifestaba que la propia entidad "ha estado y estará a favor de la libertad de expresión y de decisión de los consumidores", añadiendo además que "los anunciantes planificansus campañas publicitarias según la audiencia de cada cadena, de forma totalmente independiente de la línea editorial y actividades empresariales y jurídicas de cualquier medio de comunicación." y pidiendo que las propias marcas queden al margen de polémicas.
¿Una de cal y otra de arena o todavía no hemos aprendido nada?
Quiénes piensan o consideran que las marcas y anunciantes pueden quedar al margen de dichas polémicas, es quesin duda no ha entendido nada además deperder eltren de esta nuera era en la que actualmente nos encontramos. Enla quela voz de los consumidores a través de los medios sociales, es por supuesto escuchada y más influyente que nunca. Si pudieron ser suficientes para revolucionar todo unpaís, ¿Cómo no van a poder poner en jaque a toda una cadena televisiva?
Cuesta entender además, que las marcas y anunciantes solo valoren sus soportes o los canales donde anunciarse tan sólo por las audiencias sin importar si ello les supondrá un perjuicio.Peroseamos sinceros, este casola respuesta de los usuarios no ha sido la causante de que muchas marcas de forma indirecta se puedan ver afectadas, sino quela propia decisión de querellarse de forma abusiva contra Pablo Herreros ha sido el verdadero detonante. ¿Por qué no pensar que es la propia cadena la que ha terminado creando un problema innecesario ycon unefecto negativo para sus anunciantes?
Muy mal futuro auguro a las marcas que no tomen conciencia de ello, o quizás resulta que lo que prefieren es que prontotermine el Gran hermano para tener unos "Juegos del Hambre", peligrosos, repletos de miseriay capaces de acabar con vidas humanas, pero con el suficiente morbo para arrastrar a las audiencias y reventar los shares.
Por mucho queunosse empeñen enaconsejar alas marcas mantenerse apartadas de tales polémicas como haciendo un favora las cadenas televisivas eintentado salvaguardar al sector publicitario de la hecatombe y profunda crisis en la que se encuentra, la verdadera realidad nos demuestra que hacer oídos sordos de la opinión generalizada y al poder mediático que ahora ejercen los usuarios a través de los social media,puede generar como resultado, una profunda crisis de reputaciónconun alto coste, inclusive infinitamente mayoral de sus campañas publicitarias.
L"Oreal, Ferrero, P&G, García Carrión, Carrefour, Orange, El Corte Inglés, Mattel, Nestlé, Danone, Bimbo, o Sony España, son algunas de las marcas anunciantes que de momento han apostado por permanecer calladas.¿Son las mismasque esperan denosotros, nuestraconfianza, fidelidad y compromiso?
Si la decisión de las marcas ahora parecer ser la deatrincherarse hasta que escampe, puede que quizás no sepan que a cada momento que pasa podría estar más cercala llegada de una nuevatormenta perfecta. Quizás luego vengan todas en masa a darnos lecciones de moral, compromiso y ética, o tal vezserá que realmente lo que esperan es que se estrenen los "Juegos del Hambre" para anunciarse.