La exposición constante a la publicidad de alimentos no saludables aumenta el deseo y el consumo de estos productos en los niños

En una entrevista reciente para el periódico El País, Santi F. Gómez, un psicólogo con experiencia en salud pública y doctor en biomedicina, comparte su visión sobre los desafíos relacionados con la protección de los niños y la lucha contra la obesidad infantil. Enfatiza en la importancia de una perspectiva global en su trabajo y resalta la necesidad de una mayor atención a los problemas infantiles en la sociedad. En su rol como director global de investigación y programas en la Fundación Gasol, que se dedica a combatir la obesidad infantil, ha abordado cuestiones cruciales.

Uno de los logros destacados de Santi F. Gómez es el informe que analiza la relación entre la publicidad, la alimentación y los derechos de los niños en España. El informe, realizado en colaboración con el Ministerio de Consumo y UNICEF España, destaca la urgencia de regular la publicidad dirigida a los niños de productos alimenticios no saludables. A pesar de las resistencias de la industria y del Ministerio de Agricultura, el informe insiste en la necesidad de medidas regulatorias. El Ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha criticado la falta de voluntad política para abordar el problema y ha señalado la influencia económica en la industria alimentaria.

En la entrevista, Santi F. Gómez explora varios aspectos del impacto de la obesidad infantil en entornos vulnerables. Destaca cómo los barrios con menor nivel socioeconómico presentan menos acceso a alimentos frescos y saludables, lo que lleva a una mayor preferencia por alimentos ultraprocesados. Las deficientes condiciones de habitabilidad, como viviendas compartidas y falta de espacios adecuados, también influyen en los hábitos alimentarios y de sueño de los niños. La falta de instalaciones deportivas y el menor nivel de seguridad percibido en estos barrios afectan la actividad física de los niños.

Gómez subraya cómo el marketing de alimentos no saludables influye en el deseo y la aceptación de estos productos. A pesar de las demandas de regulación por parte de organizaciones internacionales y sociedades científicas, el intento de regulación en España ha sido bloqueado por la autorregulación de la industria y las reticencias del Ministerio de Agricultura.

El experto también destaca cómo el uso de pantallas aumenta la exposición a la publicidad y cómo esta influencia se traduce en un aumento del consumo de calorías y azúcares adicionales. Además, se aborda cómo la publicidad dirigida a los padres también influye en las decisiones alimentarias, especialmente en familias con menor nivel educativo. Gómez concluye la entrevista instando al nuevo gobierno en España a priorizar la salud infantil y la promoción de hábitos saludables. Señala que la inversión en salud infantil tiene beneficios a largo plazo en diversos aspectos de la sociedad.

En relación a los desafíos actuales en la protección de la infancia y la lucha contra la obesidad infantil, Santi F. Gómez enfatiza la importancia de considerar las desigualdades socioeconómicas y de género en este contexto. Indica que las familias de menor nivel económico tienden a recurrir a alimentos rápidos y procesados como una forma de brindar momentos de conexión y placer a sus hijos, lo que contribuye a la preferencia por alimentos no saludables. Asimismo, destaca cómo el deterioro de las condiciones de vida en áreas de menor renta impacta en la alimentación, el sueño y la actividad física de los niños.

Gómez subraya cómo la exposición constante a la publicidad de alimentos no saludables aumenta el deseo y el consumo de estos productos en los niños. Esta influencia es particularmente preocupante en un contexto en el que el 80% de los menores está expuesto a impactos publicitarios. A pesar de la evidencia científica que respalda la necesidad de regulación, la autorregulación de la industria ha demostrado ser insuficiente.

El experto hace un llamado a la acción y destaca la necesidad de que el gobierno actúe en pro de la salud infantil. Propone que cada euro invertido en promoción de la salud infantil puede generar un retorno de seis euros a largo plazo. Lamenta que los intereses económicos a menudo prevalezcan sobre la protección de los derechos de la infancia, y hace un llamamiento a la implementación de medidas regulatorias con capacidad sancionadora.