
Los especialistas en marketing y publicidad saben que la gente usa las pausas publicitarias para preparar bocadillos
Por Redacción - 12 Febrero 2025
Desde la emisión del primer anuncio de radio en 1922, la publicidad ha sido una fuerza poderosa en la cultura estadounidense, moldeando el comportamiento y las percepciones del consumidor. En la actualidad, la saturación publicitaria ha alcanzado niveles sin precedentes. Los anuncios aparecen en cada rincón de la vida cotidiana: en carreteras, redes sociales, plataformas de streaming y hasta en el transporte público. Sin embargo, esta sobrecarga de estímulos ha llevado a un fenómeno conocido como “Ad Clutter” o “desorden publicitario”, donde los espectadores ignoran activamente los anuncios, disminuyendo su efectividad.
Este desorden publicitario, se refiere al exceso de anuncios en determinados entornos, que provocan que el público los perciba como ruido y los ignore. Ocurre cuando los consumidores están expuestos a una gran cantidad de anuncios en diferentes formatos y canales al mismo tiempo, lo que reduce su efectividad y disminuye el impacto de los mensajes de las marcas.
Las consecuencias de este fenómeno son evidentes. La fatiga publicitaria ha llevado a que los consumidores se desconecten mentalmente de los anuncios, disminuyendo su impacto y reduciendo la recordación de marca. En lugar de generar más interés, el exceso de publicidad aumenta el rechazo y hace que los mensajes pierdan efectividad. De hecho, los especialistas en marketing, publicidad y hasta los propios anunciantes saben que la gente usa las pausas publicitarias para preparar un sandwich o bocadillos, revisar sus teléfonos o conversar, por lo que han recurrido a estrategias más creativas para captar la atención. Han apostado por jingles pegajosos, patrocinios de celebridades y personajes icónicos. A pesar de estos esfuerzos, la respuesta del público no ha sido la esperada. En lugar de generar mayores niveles en el recuerdo de marca, el exceso de publicidad ha provocado rechazo, menor impacto en la audiencia y una percepción negativa hacia las empresas.
Ante este escenario, muchas marcas han comenzado a apostar por estrategias más creativas, como la publicidad nativa, el marketing de influencers y los anuncios interactivos, que buscan integrarse de manera más orgánica en la experiencia del usuario sin resultar invasivos. Antes, un producto podía aparecer de fondo en una serie popular como estrategia de product placement, mientras que hoy las marcas interactúan directamente con los usuarios en plataformas como TikTok. Además, la tecnología ha llevado la personalización de los anuncios a un nuevo nivel, con inteligencia artificial que escucha conversaciones y adapta la publicidad en tiempo real. Aunque esta estrategia puede parecer efectiva, también plantea cuestionamientos sobre privacidad y manipulación del consumidor.
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