Por Redacción - 31 Octubre 2014

Hay varias razones por las que las marcas apuestan por el humor a la hora de relacionarse con sus consumidores. Una de las primeras es que el humor ayuda a aumentar el recuerdo de marca. Un estudio de Nielsen demostraba que los anuncios que emplean el humor como reclamo o como vehículo para la comunicación consiguen que los consumidores los recuerden mejor que los que no lo emplean. Igualmente, el humor tiene un efecto inmediato en el engagement y los consumidores se sienten más cercanos a la marca, algo que las empresas buscan de forma casi desesperada en la era de las redes sociales.

Sin embargo, usar el humor en la comunicación publicitaria no es ni sencillo ni inocuo. Los consumidores pueden tener una reacción mucho más polarizada a lo que es de entrada habitual con los anuncios que no apuestan por el humor. Puede que la gracia no se entienda, que resulte ofensiva a algunos espectadores o que la broma oculte el resto del mensaje.

Entonces, ¿qué se debe hacer a la hora de incorporar el humor a la comunicación de empresa? La revista Forbes ha elaborado una suerte de guía de los puntos que se deben tener o no en cuenta a la hora de aplicar el humor a la comunicación corporativa y lo ha hecho basándose en las experiencias de un humorista que se ha pasado al mundo corporativo. Las ideas parten, muchas veces, del sentido común, aunque nunca está de más recordar estos principios a la hora de tener que elaborar una campaña con humor.

Lo más importante es la historia

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