Comentaba entre mis círculos cercanos que este año parecía que la Navidad aun no había llegado. Me refiero a ese sensación habitual, a ese momento que parecía anticipar y adelantar las sensaciones a las mencionadas fechas festivas del calendario tradicional. Y claro, resulta que el elemento psicológico que durante tanto años ha funcionado de palanca, este año a mi opinión personal, ha fallado.
En antaño, cuando la publicidad navideña desembarcaba en televisión, marcas y empresas como el Corteinglés con su primer anuncio navideño, daban el pistoletazo de esta época estival. Al menos nos preparaba emocionalmente. Más tarde, fueron los populares anuncios del sorteo de la lotería de Navidad, los que tomaron el relevo y nos entusiasmaron con sus historias y propuestas televisivas. Después de aquello, a muchos nos costó acostumbrarnos a la ausencia del mítico "calvo de la lotería". Ya nada parecía que pudiera volver a ser igual.
Y volviendo a la charla con mis íntimos, comentábamos la "voz en off" de uno de los bloques publicitarios que se refería al mismo como "el anuncio del que todos hablan". Y un pollón.... Perdón, pretendía decir, que este anuncio pasará por nuestras vidas sin pena ni gloria, porque lo que ha causado expectación y se ha convertido en el gran "meme" navideño es, al margen del debate político, el "negro del pollón". De eso es de lo que verdaderamente habla todo el mundo y cuya pose y estampa gráfica, en sus infinitas versiones y variaciones, ha pasado ya por los Whatsapps de la gran mayoría de los españoles.
No pretendo que el final de este artículo termine pareciendo a muchos una simple vulgaridad. Se trata de analizar como suceden tales fenómenos para comprender y aprender del por qué realmente la gente no habla del anuncio navideño de este año, y la fotografía de un hombre de color "superdotado", que omitiré evidentemente, se ha convertido en lo más viral del momento. Algo sobre todo de lo que deberían de tomar nota algunos ilustrados publicitarios. La sociedad y las tendencias están cambiando y a lo mejor, solo a lo mejor, habría que dar a la gente más de lo que le gusta y demanda, en vez de intentar fabricar historias y spots para ganar premios en los escenarios. Y no me refiero a que el año que viene alguien proponga un anuncio repleto de tetas o "nabos", pero al menos algo con lo que la gente sepa emocionarse de verdad y divertirse ante la llegada de la tan nostálgica Navidad. ¡Feliz Navidad!