
Cómo los móviles están acabando con el impacto de la publicidad exterior
Por Redacción - 11 Julio 2016
En muchas ciudades, una de las paradas turísticas y uno de los habituales "momentos-foto" está ligado a algún anuncio vintage. En Vigo, en pleno centro, hay un anuncio del pasado hecho con azulejos que ahora está protegido. En Madrid, una de las cosas más impactantes y que más suele gustar a los viajeros que van a la estación fantasma de Chamberí (ahora un museo) es ver la publicidad que se quedó congelada en el tiempo en el momento en el que cerraron la estación. Y en muchas ciudades han resistido anuncios de la Belle Époque que ahora son favoritos de los turistas.
La publicidad en exteriores tiene una larga historia y ha conseguido convertirse en un elemento recurrente a la hora de posicionar mensajes y hacerlo llegar. Al fin y al cabo, en Grecia y en Roma ya se colocaban mensajes escritos para ser leídos por los transeúntes en ciertas localizaciones y, a finales de la Edad Media, ya aparecieron los primeros afiches publicitarios. Pero esa historia ha llegado a un punto de inflexión y las cosas han empezado a cambiar: su efectividad es cada vez menor y su existencia pasa cada vez más desapercibida. Uno solo tiene que intentar recordar el anuncio que ocupa la parada de autobús más cercana a su casa para darse cuenta de cómo han cambiado las cosas. Posiblemente, no tenga ni idea de lo que hay allí expuesto y si lo recuerda es más que probable que no sea realmente el de ahora, sino uno que le llamó la atención en los tiempos pasados.
Por un lado, se podría decir que está pagando el pato de la progresión de la industria durante todo el siglo XX. Cada vez las marcas empleaban más y más reclamos para llegar a los consumidores y cada vez había más y más mensajes intentando captar su atención. En un mundo lleno de ruido publicitario, era esperable que los mensajes se acabasen difuminando. Lo que es lo mismo: las marcas han generado tanta actividad y han hecho tanto ruido que las cosas han acabado siendo las que son. Los consumidores son cada vez más capaces de bloquear a las marcas y solo si sus mensajes son realmente interesantes y realmente llamativos logran pasar el bloqueo y logra conectar con ellos.
Por otro lado, las cosas son cada vez más complejas para las marcas y es cada vez más difícil llegar a los consumidores porque ha aparecido un nuevo elemento que roba la atención de los consumidores y que hace que las cosas sean más complicadas para los anuncios en exteriores. El boom en los últimos años de los dispositivos móviles ha hecho que hayan aparecido unas pantallas que siempre van con el consumidor y que siempre captan su atención y que, de ese modo, hacen que todo lo que está alrededor desaparezca. Internet móvil ha dado el golpe de gracia a la publicidad en exteriores de toda la vida.
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