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Las marcas apuestan por los cortos y documentales dignos de Oscar para vender de forma sutil

Estos nuevos contenidos no se emiten en la pausa publicitaria de la televisión, sino que son visionados en festivales de cine y espacios similares y que buscan llegar al consumidor vía YouTube o la más intelectual y alternativa Vimeo.

Por Redacción - 6 Abril 2017

Un nuevo tipo de contenidos está irrumpiendo con fuerza en la estrategia de marketing de marcas y empresas. No son anuncios, no es la presencia de la marca y sus productos en los contenidos de otros: es, en realidad, una especie de nuevo formato a medio camino entre uno y otro y que la marca se ha lanzado a producir. Es una apuesta por un contenido que resulte artístico y atractivo.

Las firmas están lanzándose a crear contenidos de nuevo cuño, contenidos que pueden parecer a primera vista un corto pero que en realidad son un anuncio. Si no te fijas bien y si no lo analizas con cuidado, puede que pase desapercibido que lo que busca ese contenido es simple y llanamente vender, aunque lo hará de un modo mucho más sutil de lo que lo hará cualquier anuncio. Como apuntan en un análisis sobre el tema de The New York Times, parece un corto pero es, en realidad, el anuncio del último iPhone.

¿Qué es exactamente lo que están haciendo marcas y empresas? La tendencia se ha convertido en un elemento emergente, especialmente entre las grandes multinacionales. Si se analiza con detenimiento, se podría decir que es una extensión más de la estrategia de contenidos de las marcas, una pata más en el branded content.

Las compañías están lanzando historias de ficción o reales (hay tanto desde cortos que cuentan historias creadas por creadores cinematográficos de primer nivel hasta documentales) que tienen una larga duración (por encima de los 5 minutos), que no son necesariamente sobre la empresa o sobre sus productos y que no emplean los mismos canales de distribución que usan habitualmente las firmas para sus anuncios. Estos nuevos contenidos no se emiten en la pausa publicitaria de la televisión, sino que son visionados en festivales de cine y espacios similares y que buscan llegar al consumidor vía YouTube o la más intelectual y alternativa Vimeo.

Esto ocurre porque, como explican fuentes de la industria al Times, las marcas y empresas quieren llegar con ellos a donde no llegan los anuncios. Ante un consumidor que cada vez rechaza más la publicidad tradicional, se le ofrece este tipo de contenido. De hecho, las exigencias de las marcas ante estos contenidos son diferentes. No piden algo que venda, sino algo artístico que resulte irresistible para el consumidor.

La tendencia amplia y completa lo que ya estaban haciendo las compañías en el terreno de los contenidos, donde ya en los últimos tiempos habían empezado a jugar con el poder del documental.

Varias marcas de varios sectores totalmente distintos, desde fabricantes de cereales a firmas de cosméticos o Kleenex, habían experimentado en los últimos tiempos con los documentales, que abordaban la experiencia de marca y la trastienda de los productos. Eran, como en este caso, contenidos más largos, más complejos y que jugaban con valores distintos.

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