Por Redacción - 1 Marzo 2018
En los últimos tiempos, la sensibilidad hacia cómo se representa a la mujer ha aumentado, porque la sociedad ha empezado a asumir la importancia que tienen las representaciones en la percepción de las cosas. Películas, series, libros… Cada vez somos más exigentes analizando cómo aparecen las mujeres en ellos y qué valores transmiten esas presencias. La publicidad no puede quedar al margen de este movimiento y ha empezado también a tomar ciertas medidas y ciertas acciones.
En cierto modo, a las marcas y a las empresas no les queda más remedio que despertar a las preocupaciones de sus consumidoras. Si quieren conectar con ellas, tienen que replantearse cómo hablan de ellas y en eso han estado trabajando en los últimos tiempos.
A pesar de todo, la publicidad sigue llena de estereotipos en el modo en el que representan a las mujeres, o al menos eso es lo que las propias mujeres sienten. El último de los estudios sobre el tema, realizado por A+E Networks sobre una muestra estadounidense, ha señalado que el 63% de las consumidoras considera que las mujeres son representadas de forma recurrente en los anuncios empleando estereotipos negativos.
Como explica la responsable del estudio en la presentación de los datos, el sentimiento más habitual que encuentran cuando se habla del tema con las consumidoras es de frustración, que es lo que estos mensajes hacen que sientan. Los datos son además generalizados. Poco importa a que grupo demográfico se pertenezca: se sentirá que la publicidad es estereotipada - y de mala manera - cuando representa a las mujeres.
¿Cómo quieren las mujeres ser representadas en la publicidad? En general, se podría decir que buscan que los mensajes se acerquen a ellas y las representen de un modo mucho más realista y partiendo de valores diferentes. Una de las representaciones que las mujeres quieren que los anuncios incluyan es la de fortaleza.
Quieren que los anuncios las representen como personas fuertes (y no hay más que pensar en los anuncios de detergentes y limpiadores en los que siempre aparece alguien para salvar a la pobre damisela en peligro, en este caso por una mancha recurrente, para comprender que esto no es exactamente lo que pasa). Además, también quieren que la publicidad capture el sentimiento de unidad, de apoyarse unas en otras.
Pero las demandas de las mujeres en lo que a representación toca no se limitan solo a las cuestiones de valores sino también a elementos más tangibles. Las mujeres quieren que los anuncios muestren una mayor diversidad en el tipo de cuerpos de las mujeres protagonistas.
También quieren que los anuncios amplíen sus rangos de edad en lo que a sus protagonistas toca: al fin y al cabo, si se analizase la sociedad partiendo de los anuncios, se podría llegar a la conclusión de que solo existen chicas jóvenes. La publicidad tiene que ser, apuntan las mujeres encuestadas, más diversa y no solo en edad o tipos de cuerpo. La mitad de las encuestadas apunta que querría más diversidad de etnicidades y razas en los anuncios.