
El fin de los tabús publicitarios llega a la publicidad de productos de depilar femeninos
Por Redacción - 2 Julio 2018
"Toda la publicidad son engaños, pero en el caso de la depilación, mira, ni se molestan en disimular el engaño". Eso era lo que me decía una consumidora cuando hablábamos de los anuncios de productos depilatorios. Los anuncios de cuchillas, cremas de depilar o bandas de cera para usar en casa llegan a la televisión y a la red en masa durante el verano, convirtiéndose en uno más de esos productos que intentan aprovechar el tirón de la temporada. Como los helados, los productos de depilación femeninos tienen en los meses veraniegos su momento de oro.
Y si algo caracteriza a los anuncios de depilación es que juegan con una suerte de falsa realidad para conectar con sus consumidoras. Una de las protagonistas de la historia tiene que depilarse por alguna razón apremiante (por ejemplo, se quiere ir a la playa), después de no haberlo hecho antes.
De hecho, uno de los elementos recurrentes en la narrativa es el del personaje que confiesa que no puede hacer lo que sea porque no se ha depilado, a lo que la amiga recomienda el producto es cuestión que siempre es rápido, eficiente y se lleva - o eso repite la amiga - hasta los pelos más pequeños.
De ahí el anuncio suele pasar al momento en el que la protagonista uno se enfrenta a esa depilación exprés antes de salir a la calle. Sabemos que acabará los segundos publicitarios con unas piernas sin vello, pero también que en realidad no hay pelos de por medio en el momento en el que se plante cuchilla, crema o tira de cera en mano. En los anuncios de productos de depilación se vende la solución pero nunca se ve el problema.
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