No es ninguna novedad. Durante décadas, los profesionales del marketing, y la publicidad han diseñado sus campañas y acciones sin atreverse a atravesar (hasta ahora) una línea roja: sus propios estereotipos y tabúes. Y cuando se habla de campañas y acciones hablamos tanto de la redacción de una sencilla nota de prensa, la presentación de un nuevo producto o el montaje de una campaña publicitaria de difusión mundial. No es en absoluto complicado encontrar ejemplos de estos diseños y mensajes publicitarios. Tan sólo hay que buscar en la memoria de cada uno (o en Youtube), campañas publicitarias que triunfaron, y que todos recordamos, de no hace demasiado tiempo. Sin embargo, igual que la vida misma, la mentalidad publicitaria de las compañías está cambiando a ritmo de vértigo. Para comprobarlo, bastan un par de ejemplos de dos grandes empresas: Bodyform o Sue Ryderla una multinacional dedicada a ofrecer servicios de cuidados paliativos. Ambas compañías, en sus últimas campañas promocionales, han normalizado poder ocuparse, publicitariamente, de temas que, hasta hace poco tiempo, eran tabúes? como la menstruación o la muerte.
El caso de los anuncios de higiene femenino para la menstruación ha sido, hasta hace muy poco tiempo, hablando de tabúes y desde los años 80, un planteamiento especialmente ridículo y sonrojante. ¿O no lo es que, en un anuncio, para demostrar la capacidad de absorción de una compresa, hubiera que sustituir el color rojo de la sangre por un extraño líquido azul? Tal modo de actuar, muy generalizado, se basaba en una norma no escrita en la publicidad de estos productos de higiene íntima femenina: nunca había que utilizar el rojo? por mucho que recurrir al recurso del azul haya sido uno de los usos más ridiculizados en la Historia de la publicidad.
Sangre azul sustituyendo al rojo, pero, también, productos depilatorios que depilan piernas de mujer sin vello? Los casos de campañas publicitarias convencidas de la efectividad de comunicarse con sus consumidores a partir de realidades falsas y fabricadas, es (o ha sido) muy frecuente. Sin embargo, y a día de hoy, muchas cosas han cambiado en las mentes de los creativos publicitarios? entre ellas, olvidarse de muchas convenciones y tabúes ya caducos, a menudo relacionados con las minorías sexuales, el machismo o la política. ¿Algunos ejemplos? Paso a enumerar algunos de ellos.
Las grandes corporaciones son poderosos influencers culturales en nuestra sociedad. O lo que es lo mismo, entre todos -tanto sus potenciales clientes como quien nunca lo serán- les hemos dado papeles de actores muy relevantes, de gran impacto.
Desde la comunidad LGTB llevan muchos años exigiendo a las marcas, cuyos productos consumen, que les dieran algo de visibilidad. Poco a poco, y tras comprobar que una buena parte de la sociedad ya se había movido en este sentido, algunas marcas han comenzado a dar los primeros pasos en esa misma dirección.
No hay más que echar un vistazo alrededor. Por todas partes se muestran campañas de publicidad protagonizadas por modelos con distinto tipo de belleza? incluso por personas que tienen pérdida de pigmentación en la piel o utilizan prótesis.
La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos no pasó inadvertida para nadie? y tampoco, evidentemente, para las marcas. Muchas, incluso, se atrevieron a lanzar campañas críticas con algunas de las medidas más polémicas anunciadas por el presidente norteamericano. El lema "cuando comemos no hay muros", de Coca Cola, es uno de los casos más sonados y recientes. La lista de empresas que se enfrentaron a Trump incluye a Nike y Airbnb, pero también, a pesos pesados del mundo empresarial norteamericano, como Elon Musk (Tesla) o Tim Cook (Apple).
Por lo menos, fuera de España, donde las inversiones publicitarias en este canal no hacen más que aumentar (el 47% de todo su presupuesto publicitario mundial acabó en los canales digitales). Sin embargo, entre las empresas españolas aún son pocas son pocas las que confían -e invierten grandes cantidades- en publicidad en Internet. Expresado en porcentajes, apenas el 2% de su inversión total publicitaria de la empresa española va a la Red. Y eso, pese a que muchas de las campañas publicitarias realizadas para Internet, por agencias publicitarias españolas, han recibido premios internacionales.
Cuando uno se pregunta por el porqué de la baja inversión publicitaria en la Red las respuestas son casi siempre coincidentes: falta de estudios sobre los hábitos del consumidor online; creencia de que la publicidad en la Red es, aún, poco efectiva o, incluso, la dificultad para convertir y reconvertir estas inversiones en un aumento real de las ventas.
Da lo mismo. Ya sea en canales digitales o convencionales, será difícil que la Publicidad o el Marketing rompan ningún tipo de tabúes? sino es por exigencia de sus clientes. En el momento en el que estos deciden asumir el riesgo de romper un convencionalismo, las agencias irán detrás. Al final, es el cliente para el que se trabaja quien ordena a la agencia que ha llegado el momento de transformar como comunicar y construir la reputación de su marca". Quien paga manda, ya se sabe.