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Creatividad y bien común: cómo las vallas publicitarias intentan ser memorables y llamativas

McDonald\'s convierte una de sus últimas vallas publicitarias en un \"hotel para abejas\"

Por Redacción - 18 Septiembre 2019

Las vallas publicitarias son uno de los elementos clásicos de publicidad en espacios públicos, con una existencia centenaria y con una trayectoria por tanto muy larga. Como ocurre con otros formatos publicitarios que se posicionan en espacios públicos, su tirón ha caído en los últimos tiempos porque, por un lado, los consumidores están rodeados de muchos otros estímulos y, por otro, porque el tiempo de la pantalla móvil ha robado nuestra atención al entorno. Las paradas de transporte público son un gran ejemplo: antes mirábamos los mensajes que nos rodeaban y los anuncios que estaban en nuestro entorno, ahora simplemente miramos las pantallas de nuestros móviles.

Para seguir conectando con las audiencias, por tanto, las vallas publicitarias no solo tienen que transmitir un mensaje, sino que tienen que ser cada vez más creativas y más llamativas.

En los últimos años, las campañas han intentado convertirse en elementos experienciales e interactivos, en jugar con la creatividad para llamar la atención de forma notable o incluso con cruzar fronteras en lo que es publicidad y lo que no. Por ejemplo, las marcas de lujo han empezado a echar mano del marketing de guerrilla y a convertir su publicidad exterior en obras de street art. No ponen vallas publicitarias, sino que promocionan graffitis.

Al mismo tiempo, las compañías han comprendido que las vallas publicitarias y la necesidad de convertirlas en algo creativo puede servir para vender también su compromiso con el entorno. La publicidad exterior es, así, un escaparate de su compromiso.

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