Las aplicaciones nos invaden. Millones de ellas son descargadas todos los días, enfrentado de nuevo a los todopoderosos Apple y Google en un frente de batalla más en la guerra entre los sistemas operativos iOS y Android.
El número de ellas es tal que el usuario se ve completamente abrumado y perdido en un mar inabarcable. Hace pocas semanas, en PuroMarketing dábamos la cifra del millón de aplicaciones alcanzado por Google Play en su tienda, sobrepasando a la App Store de Apple.
Las empresas han descubierto que las aplicaciones pueden ser una herramienta muy útil en su estrategia y no han dudado en utilizarlas para aproximarse a los usuarios. Un estudio de Adobe y Harris Interactive, del que nos hacíamos eco en PuroMarkerting el pasado 23 de enero, nos revelaba que dos quintos de los compradores de smartphones y tablets, utilizaba las aplicaciones móviles de compras para reforzar su conexión con las marcas, y su uso servía para mejorar la opinión que tenían de ellas.
Pero dentro de ese mar de aplicaciones, muchas veces inhóspito, surgen pequeños detalles que, por absurdos y en cierto modo surrealistas, no dejan de ser simpáticos y forzarnos una sonrisa, lo cual a veces es de agradecer.
Podemos recordar como una empresa española aprovechaba todo el impacto viral del caso de la famosa restauración del cuadro del Ecce Homo para lanzar una aplicación móvil que permitía manipular el fresco con imagen o fotografía de otra cara.
La marca Bic también hacía lo suyo con una ingeniosa aplicación móvil que ha cambiado por completo el panorama de los conciertos rock tradicionales en los que los encendedores brillaban en cada balada. Su aplicación "BIC Concert Lighter" nos evitaba el calenton de los dedos poniendo en la pantalla de nuestro móvil uno de sus populares mecheros.
Como podemos comprobar, las aplicaciones móviles son una estupenda manera para estrechar las relaciones de las empresas con sus clientes, utilizar el humor y los tópicos, puede servir también para que nuestra marca salga reforzada así como nuestra estrategia comercial