Por Redacción - 23 Mayo 2013
Hecho. He subido una app. La he desarrollado con todo el cariño y dedicación, pero, ¿por qué no se la baja nadie? Se trata de una de las situaciones más comunes con las que se encuentran muchos creadores de aplicaciones móviles. Desde InQBarna, startup especializada en el desarrollo de apps para todo tipo de dispositivos móviles, destacan que con la voluntad sólo no basta ya que ese esencial y necesario el evitar una serie de errores comunes con el fin de conseguir el éxito de la app.
No es igual que una página web: el dedo es el arma
Aunque parezca algo obvio, es uno de los errores más frecuentes: pensar que la app funciona igual que un site. Del mismo modo, si se tiene una web y se desarrolla la aplicación, hacerlo a imagen y semejanza del portal, es un fallo. “Hay que tener en cuenta que el usuario no está ante una gran pantalla, está delante de un móvil, con su dedo como única arma, así que haz el favor de ponérselo fácil o, de lo contrario, huirá despavorido”, comenta Sergi Hernanz, director técnico y socio fundador de InQBarna.
Registrarse antes de saber qué ofrece
“Forzar a que el usuario se registre antes de saber qué ofrece tu aplicación: otro de los errores básicos que no nos cansamos de repetir a nuestros clientes” destaca Hernanz. Obviamente, uno de los principales objetivos es conseguir cuantos más registros mejor, pero obligar a que se registren antes de mostrar los puntos fuertes de la app “es la mejor manera de espantarlos”. Por este motivo, la regla de oro es "Prohibido Obligar" y menos sin que el usuario sepa qué es lo que ofrece la aplicación. Es primordial desarrollar desde el punto de vista de lo que hace el usuario, y no de lo que nosotros queremos que haga ese usuario.
Formularios: rellena, rellena
“Mucho cuidado con obligar a los usuarios a rellenar pergaminos llenos de preguntas. Cansa. Y mucho. Y terminas por abandonar la aplicación” afirma Hernanz. La mayoría de los errores cometidos, tal y como se ha destacado anteriormente, suelen venir de no ponerse en el lugar del usuario a la hora de diseñar la app. Los usuarios no hacen lo que nosotros creemos o queremos que hagan, ellos hacen lo que están acostumbrados a hacer. Siempre. Y buscan algo sencillo y funcional.
Dejar el marketing y la comunicación a la divina providencia
Otro fallo muy común es ocupar todo el presupuesto en el desarrollo de la app y dejar que la comunicación y el marketing vengan solos. “Se dice que el reparto debe ser 50-50, pero si no puedes, optimiza al máximo en uno de los ámbitos, para poder competir de tú a tú en un mercado tan global como el de las tiendas de aplicaciones”.