Por Redacción - 31 Octubre 2017
Cuando se habla de marca personal y de crear un sólido perfil profesional en internet, LinkedIn es la red social que se convierte en la protagonista del análisis. Hay que estar en LinkedIn para intentar transmitir la imagen profesional que se quiere transmitir, sobre todo porque allí será donde se encuentren los profesionales con los que queremos contactar y ante los que queremos posicionarnos como profesionales.
Sin embargo, cuando se habla con los profesionales sobre LinkedIn y sobre su presencia en esa red social, se suele encontrar de forma habitual también un tipo de testimonio. Hay no pocos profesionales que no saben realmente cómo actuar en esa red social y qué publicar y que, sobre todo, están descubriendo que publiquen lo que publiquen no logran tener el alcance que puede tener en otras redes sociales. LinkedIn no parece un espacio en el que lograr un alcance y tener un impacto parezca tan fácil. Se publica un contenido y, por muchos seguidores que se tengan, se tiene un alcance ciertamente limitado.
En parte, la clave podría estar en cómo usamos la red social. Solo hay que pensar en cómo usamos nuestro propio perfil. Entre quienes estén leyendo ahora mismo estas líneas, seguro que habrá usuarios que suben de forma regular contenidos y siguen lo que otros publican… pero también quienes usan la red como un escaparate profesional y punto, que solo actualizan lo que hacen en LinkedIn cuando toca añadir algo a su CV.
Pero lo cierto es que LinkedIn permite llegar a muchas personas y permite conseguir buenas cifras de respuesta. Aunque pueda parecer difícil, especialmente si se es uno de esos usuarios que solo publican de vez en cuando actualizaciones de perfil, en LinkedIn también se puede ser viral y se puede tener un alcance masivo.
Como en todas las redes sociales, la clave de LinkedIn está en mirar cómo funciona su algoritmo y cómo este afecta a la visibilidad (o no) de las actualizaciones. Al menos eso es lo que recuerdan en un análisis de NewsWhip, que ha analizado lo que funciona en esta red social (partiendo de lo que ocurre cuando se usa LinkedIn en inglés y partiendo de los resultados de páginas) y cómo se puede aumentar el alcance de los contenidos.
De entrada, no hay que pensar que LinkedIn no funciona o no tiene alcance. Para algunos nichos sí lo tiene y puede funcionar muy bien. De hecho, algunos medios muy especializados, como Forbes o Inc, han tenido en los últimos meses mucho engagement, tanto que el que han conseguido sus artículos en sus perfiles corporativos empieza ya a rivalizar e incluso superar en ocasiones al que han logrado en Facebook. A eso se suma que los mensajes tienen un impacto en el público que los recibe: los usuarios de LinkedIn ven a este entorno como un espacio de información (es algo, por así decirlo, serio).
Pero para que las historias triunfen no vale con simplemente subirlas a LinkedIn. Hay que tener muy en cuenta lo que funciona en esta red social y lo que no lo hace. En el análisis han llegado a la conclusión de que hay dos grandes cuestiones que hay que tener en cuenta a la hora de posicionarse en la red social y de lograr buenos resultados.
La primera de estas cuestiones es la calidad de los contenidos. Si se quiete tener impacto y si se quiere triunfar, no queda más remedio que apostar por el contenido de elevada calidad. Ese es el que logra un elevado engagement y, sobre todo, es el que el algoritmo premia. Contenidos en profundidad o información novedosa son, por tanto, cuestiones que hacen que se tenga un buen resultado en LinkedIn.
De hecho, LinkedIn no solo penaliza el clickbaiting, como hacen ahora muchas redes sociales, también lo hace con los listicles y con los contenidos excesivamente promocionales. Los contenidos muy escuetos tampoco funcionan. Una noticia que no pasa de los tres párrafos no sería bendecida por el algoritmo, por ejemplo.
A eso se suma que ciertos contenidos funcionan mejor que otros. Partiendo de los resultados de los contenidos más populares de las últimas semanas en LinkedIn, los responsables del análisis han llegado a la conclusión de que los contenidos de consejos profesionales (de cómo avanzar en la carrera) y artículos sobre desarrollo profesional son los que mejor funcionan y los que son más populares.
Por otro lado, y la segunda de estas cuestiones, está la propia naturaleza del algoritmo, que busca las noticias que tendrán más engagement para hacerlas virales. Es como el jefe de redacción de un medio cualquiera, que busca los temas que a su audiencia entusiasmarán. LinkedIn hace lo mismo. La compañía ha ido además contando cómo funciona su algoritmo, lo que hace que sea más fácil de comprender que otros algoritmos de otras redes sociales.
Por un lado, emplea lo histórico, el engagement que algo ha conseguido en el pasado. Por otro, emplea un sistema en tres pasos para identificar el contenido de baja calidad y no distribuirlo de forma positiva. En el momento en el que algo se está publicando, el algoritmo lo está metiendo ya en tres categorías. Puede ser spam, baja calidad o limpio. Una vez metido ahí es analizado por el sistema para ver cómo se comparte. Y, finalmente, pasa por los ojos de un humano: si los usuarios lo han marcado como sospechoso, un analista humano lo analizará.